Michael Jordan viste de rojo y negro. Se pasa el balón de una mano a otra mientras la cámara desciende sin prisa hasta enfocar unas estridentes botas del mismo color. 'Nike creó el 15 de septiembre unas revolucionarias zapatillas de baloncesto. La NBA decidió prohibirlas el 18 de octubre. Afortunadamente, la NBA no puede evitar que tú las lleves. Air Jordan, de Nike'. Una voz en off termina la última frase en el momento en el que la cámara enfoca de nuevo a las botas, pero esta vez con dos cruces negras, tachadas.
Así se anunció por primera vez en televisión en 1985 una línea deportiva que convirtió a la mediana, hasta entonces, empresa de Oregón en una de las marcas más potentes del mundo. La liga profesional tan sólo permitía el color blanco en el calzado de los jugadores. Las Air Jordan tenían el morbo de lo ilegal. Nike tuvo que pagar multas de entre mil y cinco mil dólares por cada partido en que el 23 de los Bulls salía a pista incumpliendo la norma.
La NBA, que sólo admitía botas blancas, prohibió el modelo en 1985
Las zapatillas con el balón alado salieron a la venta a primeros de abril de 1985. Costaban 65 dólares, aunque llegaron a revenderse por casi el doble ante el irrefrenable deseo de poseer esa joya. Durante aquellos días los anuncios de esas botas en las marquesinas de los autobuses eran arrancados de cuajo. Nike hizo una previsión de ventas de 100.000 hasta final de año, pero se dispararon hasta las 450.000 antes del primer mes en las tiendas.
Todo el mundo quería calzar lo mismo que ese jugador que había asombrado en el concurso de mates ante Dominique Wilkins o que había sido capaz de anotar 37 puntos en su tercer partido en la liga y 45 el noveno. Nacía la línea Air Jordan, una alianza que inundó de millones de dólares a la compañía y al jugador. Comenzaba la carrera del primer jugador anuncio. Los expertos en publicidad señalan a Nike, McDonalds y Coca Cola como las marcas más conocidas del planeta. Las tres solicitaron la imagen de Jordan en algún momento de su carrera. 'Ha sido el mejor anunciante del siglo XX', asegura Phil Knight, dueño de Nike.
Se llegaron a vender 450.000 pares el primer mes en las tiendas
Fue la primera vez que una multinacional deportiva se asoció de manera tan evidente a un jugador para promover sus productos. Las dos grandes estrellas de la liga, Magic Johnson y Larry Bird, en pleno apogeo de su rivalidad, estaban calzados por Converse aunque ni de lejos contaban en ese momento con una zapatilla tan personalizada como el recién llegado a la liga.
Ante este panorama, Nike arriesgó. Desvió su mirada hacia la nueva generación. SonnyVaccaro, un gurú en el descubrimiento de nuevas estrellas, fue rotundo: 'Michael Jordan, el chaval de Carolina del Norte'. Ni tenía el currículum de Hakeem Olajuwon, ni la explosiva personalidad de Charles Barkley. Vaccaro estaba tan convencido que hasta llegó a apostarse su puesto de trabajo si su idea salía mal.
El encuentro inicial entre los representantes de Nike y Michael Jordan en un entrenamiento de la selección olímpica de Estados Unidos en 1984 fue un desastre. 'No quiero ir a la reunión, no los conozco y no me gusta', le dijo a su padre. Adidas y Converse eran sus opciones favoritas para dar el salto a la NBA.
Finalmente, David Falk, su agente, le convenció para asistir a una presentación en la sede de la compañía en Portland semanas después de vencer en la final de Los Ángeles a España. Nike preparó el encuentro al detalle. Encargó un videoclip con un extracto de sus mejores jugadas en la universidad de North Carolina y en el torneo olímpico. La banda sonora era la canción Jump del trío soul de Oakland Pointers Sisters. 'Tus ojos me dicen que me quieres. Puedo sentirlo. Sé que te gusta lo que ves. Te daré todo lo que necesitas'. Puro mensaje subliminal.
Al final llegó el postre: las Air Jordan 1. 'No puedo llevar esas botas rojas y negras, son los colores del diablo'. Peter Moore, el diseñador de la zapatilla, presentó una alternativa en la que el blanco camuflaba algo más la estridencia. 'Ahora voy a parecer un payaso', dijo Jordan. Moore, el creador del logo del tiburón para el golfista Greg Norman, no hizo caso. Esta vez había ideado un balón alado, que terminaría seduciendo al arrogante novato.
El acuerdo todavía tardaría en firmarse. A Michael no le sentó nada bien que Phil Knight le presentara un coche de juguete cuando en un momento de la negociación el jugador exigió un deportivo. David Falk calmó los ánimos, vio la oportunidad de hacerse de oro y consiguió cerrar el acuerdo: 2,5 millones de dólares garantizados, más pluses, en cinco años.
Un cuarto de siglo después la alianza entre jugador y firma se mantiene sólida. La versión 2010 de las Air Jordan salió a la venta hace algo más de un mes por 170 dólares. A cambio de lucir, de la cabeza a los pies, las prendas de la marca alada, el mejor jugador de la historia del baloncesto recibirá 20 millones de dólares anuales hasta 2023.
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