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Messi también golea en el Premio 'Público'

El argentino arrasa en la encuesta realizada entre los directores deportivos de los 20 clubes de Primera y el Barça acapara todos los galardones

RUT VILAR

Hubo un momento de la presente temporada, tras firmar uno de los mejores goles de su carrera contra el Zaragoza en La Romareda,en que Guardiola, siempre locuaz y elogiado por sus dotes como comunicador, aseguró: 'Con Messi, a uno se le empiezan a terminar los adjetivos'. Acto seguido, al entrenador le llovieron infinidad de propuestas sobre cómo definir con palabras lo que el argentino es capaz de hacer con un balón en los pies. Fantástico, legendario, maravilloso, extraordinario, extraterrestre, irreal, sensacional, magnífico, espléndido, formidable, grande, virtuoso, único, genial, irrepetible, excelente, admirable, prodigioso, portentoso, divino, mágico, celestial... escribieron los cronistas.

'El mejor', coincidieron sus compañeros y la mayoría de rivales. 'El que se compara con Leo queda retratado', resumió Xavi, de genio a genio. Luego, en la sala de prensa del estadio maño, el entrenador desveló: 'El sábado el partido se jugó en domingo Leo se encontraba mal, le dolía mucho una muela. Esta mañana le he preguntado qué tal y me ha dicho que estaba mejor. Antes del partido le he consultado si quería jugar y me ha respondido que sí. Le he dicho que cuántos minutos y me ha contestado que todo el partido'.

Así vive el fútbol La Pulga. 'Él lo que quiere es jugar, jugar y jugar. Tiene el alma de un amateur', prosiguió Guardiola. Pero Messi es una megaestrella.

Esta temporada, el delantero ha sido merecedor de todos los premios. Reconocido por periodistas, compañeros, entrenadores y, ahora también, por los secretarios técnicos de los clubes de Primera. Balón de Oro, FIFA World Player,Onze d'Or, Pichichi, Bota de Oro. Messi ha arrasado en todas las votaciones. Y es que, además de jugar como los ángeles, este año el argentino, gracias en buena parte a los retoques tácticos de Guardiola que lo ha acercado a la portería rival, se ha destapado como un extraordinario goleador. También como un líder.

Y es que, cuando el Barça necesitó que alguien tirara del carro, ahí estuvo Messi. Cómo si no podía agradecer Leo los inimaginables pases de Xavi, las portentosas galopadas deAlves, las paredes de Pedrito, las anticipaciones defensivas de Piqué, las recuperaciones de Puyol o las paradas deValdés. 'Leo no lo habría conseguido sin su compañeros, y lo mejor de todo es que él lo sabe', conviene Guardiola.

Con sólo 23 años, los récords caen como fruta madura a sus prodigiosos pies. Esta temporada ha marcado 34 goles en Liga, los mismos que firmó Ronaldo con la camiseta azulgrana en su única temporada en el Camp Nou, aunque el brasileño tuvo cuatro partidos más (ese campeonato lo disputaron 22 equipos) para establecer una marca que nadie había conseguido batir hasta la eclosión del rosarino.

En total, contando todas las competiciones, 47 tantos, también los mismos que marcó Ronaldo la temporada 96-97. Con la derecha, con la izquierda; de cabeza; de falta, desde dentro del área, desde fuera; de penalti; tras un eslalon o una pared. Incluso con el escudo. Goles decisivos y algún que otro hat-trick (tres en Liga). Leo ha marcado de todas las formas posibles. 'A los que le vemos entrenarse cada día no nos sorprende', asegura Iniesta. 'Trabajar con jugadores así hace mejor a un portero', añade Valdés.

Messi disfruta más con el balón en los pies que en las ceremonias de entrega de premios, aunque en las últimas jornadas se mostraba ilusionado con la posibilidad de conquistar elPichichi y la Bota de Oro tras una temporada que considera casi redonda.

Más allá del frustrado asalto a la final del la Liga de Campeones que acoge hoy el Bernabéu, lo que peor le supo este año fue la eliminación de la Copa. No sabe el argentino el efecto que tuvieron en Guardiola sus lágrimas derramadas en el vestuario del Pizjuán después de que el Sevilla a la postre campeón del torneo apeara a los azulgrana en octavos.

Cuenta uno de los ayudantes del técnico que el deSantpedor decidió que su trabajo en el banquillo del Barcelona no había llegado todavía a su fin cuando vio llorar ese día a Messi. Fueron lágrimas de rabia de un chaval modesto y ambicioso. De una estrella humilde que lo único que quiere es jugar. Y ganar.

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