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Los hijos rojos de Cruyff

Milla recuerda cómo el mítico 14 implantó la semilla del fútbol holandés cuando entrenó al Barça

LADISLAO JAVIER MOÑINO

'Nunca pudimos imaginar que aquellos rondos en los que el mismo Cruyff participaba fueran a tener tanta trascendencia en el fútbol español. Los clubes no tienen paciencia, pero el Barça, incluso ya sin Cruyff, decidió que aquella sería su manera definitiva de expresarse'. Luis Milla aún recuerda cómo Johan Cruyff empezó a plantar la semilla de la escuela holandesa en el Barça a finales de los años ochenta. La misma simiente que ha generado una contradicción estilística en las dos selecciones que dirimirán mañana quién gobierna el fútbol mundial.

La pelota dice que España es más holandesa que la propia Holanda por ese legado dejado por Cruyff. El mismo seleccionador Van Marwijk reconoce ese trasvase habido de un fútbol a otro: 'España juega como el Barcelona porque Cruyff aprendió de Rinus Michels. No se puede negar esa influencia'.

'Nos sorprendió a todos porque trajo una idea y la desarrollaba con convencimiento. Los rondos eran muy divertidos, siempre nos decía que entre tres o cuatro opciones de pase había que elegir la más sencilla. Eran juegos alternativos con balón que nos hacían divertirnos. Posesión, posesión y más posesión', rememora Milla, que se quedó prendado de Cruyff: 'En los rondos te dabas cuenta de la calidad que tenía y te convencía de que tener el balón era lo fundamental'

Milla fue el primer 4 que inventó Cruyff, el primer eslabón de una cadena de futbolistas como Guardiola que fueron decisivos en el engranaje y la implatación de aquella idea que Cruyff aprendió junto al innovador Rinus Michels en el Ajax de los años 70. Aquel equipo que ganó tres Copas de Europa consecutivas fue también el embrión de la Naranja Mecánica que asombró al mundo en el Mundial 74.

'A pocas semanas de comenzar el Mundial no había en Holanda una selección digna de este nombre, ni estaba fraguado el espíritu de equipo, ni ensayadas las tácticas de juego. El equipo era una entelequia, había que partir de cero para construir un armazón', escribía Cruyff al comienzo de su libro Mundiales 74, en el que describe la construcción de aquella mítica selección de la que hoy está más cerca España que la propia Holanda.

Detrás de esta frase se escondía la batalla que dirimían los jugadores del Feyenoord y del Ajax por imponer el estilo de sus respectivos clubes. Fue Rinus Michels el que hizo ganar la batalla a Cruyff, que porfiaba en ese combate con Van Hanegem, el zurdo que condujo al Feyenoord hacia la primera Copa de Europa para un club holandés: 'Dentro del campo el jefe será Cruyff y todos los demás se le subordinarán por completo'.

'Nos sentimos más dueños del partido cuando tenemos la pelota, pero cuando no la tenemos luchamos todos por recuperarla. Durante un partido cada jugador tiene el balón unos tres minutos, los otros 87 tiene que estar dispuesto a trabajar para el equipo', explicaba Cruyff sobre la necesidad de atacar el balón en la presión colectiva.

'Sabíamos que aquella manera de jugar tenía sus riesgos y aunque en el primer año no se ganó ningún título aquel Barça ya jugaba bien. La paciencia por mantener el estilo ha dado unos frutos maravillosos. Esta España tiene mucho de lo que Cruyff nos enseñó', asegura Milla.

Si España se proclama campeona del mundo, ese trasvase futbolístico de Holanda a España se reflejaría en una frase de Pipo Rosi, el mediocentro cacique y de labia mordaz que emigró con Di Stéfano a Colombia en los primeros años cincuenta. Argentina fue humillada (0-5) por los cafeteros en el Monumental de River camino del Mundial 94. Rosi dijo: 'Fuimos a Colombia, les enseñamos a jugar y encima nos ha salido un hijo bastardo que ahora nos golea y viste de amarillo y azul,como Brasil'. En el caso de España, sería sólo de azul. 

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