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Un gol con dedicatoria y que reivindica al mejor

El detalle de la final

ENRIQUE MARÍN

El fútbol no sólo fue justo con España, la octava selección que conquista la Copa del Mundo pese a no haber desplegado todo su repertorio en Suráfrica, sino que también lo fue con su mejor futbolista: Andrés Iniesta. El manchego, un crack que más que pálido a veces parece transparente por el poco caso que se le hace, marcó en la prórroga el gol que vale un Mundial. Fue a pase de Cecs, un jugón como él, y se lo dedicó a su amigo Dani Jarque, el malogrado capitán del Espanyol que falleció hace un año.

Nada más batir a Stekelenburg, Iniesta corrió hacia la misma esquina en la que lo hizo en Stamford Bridge cuando marcó el gol que clasificó al Barça para la final de la Liga de Campeones en Roma. Antes de ser abrazado por sus compañeros, el centrocampista azulgrana y de La Roja tuvo tiempo para quitarse la camiseta y mostrar un mensaje de recuerdo a Jarque: 'Dani, siempre con nosotros'.

Declarado mejor jugador de la final, Iniesta recuperó ayer la sonrisa. El genio de Fuentealbilla lo pasó mal tras la muerte del central catalán. Le costó recuperarse anímicamente y sus numerosas lesiones musculares se han debido a su bajo estado de ánimo. Tal vez por ello el histórico gol que el manchego marcó a Holanda en la final del Mundial tiene un valor añadido. Sirve para reivindicar a un futbolista tan poco mediático como enorme con el balón por medio y, de paso, para recuperarle. El Barça y la selección española le necesitan. Andrés es demasiado importante como para no tenerle siempre a disposición. Es el mejor.

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