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El Tour lucha por recuperar su prestigio

El ciclismo vive una etapa de transición, tembloroso aún por lo que vio reflejado en el espejo cuando se destapó la operación Puerto

IGNACIO ROMO

El ciclismo vive una etapa de transición, tembloroso aún por lo que vio reflejado en el espejo hace cuatro años, cuando se destapó la operación Puerto. Lo dijo Juan Carlos Castaño, presidente de la Federación de Ciclismo, hace unos meses: 'Tiene que pasar una generación entera de ciclistas, con otra educación, para que el problema del dopaje esté bajo control'.

La sociedad lleva una década volviendo la espalda al ciclismo. Alemania dejó de retransmitir el Tour cuando pillaron a Ullrich. Realmente todo comenzó en 1998, cuando estalló el caso Festina en el Tour y las investigaciones de la gendarmería francesa revelaron que el uso de EPO en el pelotón, la forma más eficaz y cómoda de dopaje sanguíneo, era prácticamente universal.

La EPO, esa hormona que dispara las tasas de hematíes (glóbulos rojos) y por tanto potencia el transporte de oxígeno a los músculos, estuvo a punto de asesinar a este bello deporte. Afortunadamente, comenzó a ser detectada en 2001 y la barra libre (que duró doce años) comenzó a desaparecer.

La operación Puerto destapó un hecho espeluznante. Más de 100 litros de sangre (pertenecientes a más de 50 ciclistas y a otros deportistas cuya identidad acaso no conoceremos nunca) se almacenaban sin control sanitario en unas neveras de un piso de la calle Zurbano, en Madrid. Eufemiano Fuentes, apodado Astérix en los papeles de la operación, era el cerebro de la trama.

El juicio oral, cuatro años después de la brillante operación de la Guardia Civil, sigue sin celebrarse. Pantani, Heras, Ullrich, Valverde, Hamilton, Vinokurov, Landis... la envergadura de los nombres, de ese vértice del iceberg de decenas de ciclistas que los teletipos escupen cuando emergen los casos de dopaje ha sido excesiva para el estómago de los aficionados.

Pero el ciclismo saldrá a flote porque es un deporte épico, que pone la carne de gallina en las etapas de alta montaña. Y porque ahora sí afronta la lucha contra los tramposos con firmeza, de frente al espejo.

Los controles por sorpresa y la declaración del paradero han situado la lucha contra el dopaje en una nueva dimensión de eficacia. Pero la catarsis llevará tiempo. Pasarán años hasta que el deporte de la bicicleta recupere el brillo que merece. Ha habido demasiado fraude, durante demasiado tiempo.

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