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Llorente ofrece su cabeza

Dos testarazos del ariete y otro de Silva alivian una noche complicada para La Roja por sus ausencias

JOSÉ MIGUÉLEZ

Desamparada de Xavi, el jefe de la obra; huérfana de Cesc, el que más se le aproxima por características de juego, y a última hora, por culpa de unas inoportunas anginas, también despojada de Xabi Alonso, centrocampista de fútbol más largo pero igualmente con vocación de director de orquesta. España se vio en Salamanca sin su esencia, el perfil tocador y cuidador del balón de su medio campo (velocidad, precisión y buen gusto mezclados en una sola virtud), aunque también sin mucho enemigo enfrente (o mejor dicho, sin ninguna gana de ataque y con pretensiones exclusivamente defensivas, todos los jugadores reunidos en torno a su área). Y ciertamente lo acusó La Roja. Le costó ganar. Traducir en victoria la posesión aplastante, la superioridad indiscutible, los galones.

Lo consiguió más bien tarde, en el segundo tiempo, por una vía inhabitual: los centros templados sobre el área y la cabeza imperial de un delantero a la antigua usanza. Un recurso diferente que enriquece. Fernando Llorente puso su cabeza al servicio del campeón. Y eso calmó el dolor por las bajas y acabó con Lituania y su cerrojo. Hasta Silva renunció finalmente a su perfil y cerró la cuenta con un potente cabezazo de ariete puro. España ganó de cabeza.

España sufrió más de lo habitual ante el descarado cerrojazo lituano

Antes de encontrar la solución por arriba, a España le costó por abajo. Iniesta, el único superviviente del cuadro de baile principal, pagó el retroceso de su posición. El héroe de Johannesburgo tuvo que hacer menos de sí mismo que de los ausentes. Y así, España se quedó también sin su mejor argumento para romper las defensas que se le cierran de par en par. Y la de Lituania lo hizo con descaro pero bien.

Tampoco es que La Roja jugara a otra cosa, porque Del Bosque respetó el dibujo y el estilo con los retoques de la alineación, pero su música al principio no sonó igual. Lo intentó con circulaciones que se vencían hacia los costados, por donde hizo daño cierto, pero le faltó serenidad al salir del último regate. Villa y Silva vencieron a sus pares, pero no se iluminaron lo suficiente como para acabar con eficacia. En el primer tiempo, hubo remates que atrapó el portero, un cabezazo de Ramos al palo y un tiro a puerta vacía de Villa, definitivamente apresado por la ansiedad, que se le fue incomprensiblemente fuera.

España amagó con confundirse y cambiar paciencia por prisa, pero la campana le liberó. Y sobre todo que en la primera acción tras el descanso, una jugada de manual (el lateral que dobla al interior, llega hasta el fondo y cuelga hacia el área), Llorente agradeciera con la cabeza un servicio impecable de Ramos. Lituania hizo que se despertaba, pero tras su empate, España volvió a encontrar la luz con la cabeza. Hasta Silva rompió la baraja por arriba. Por abajo ya le había recordado antes al seleccionador que no le conviene desconfiar más de su talento.

España: Casillas; Ramos (Arbeloa, m. 82), Piqué, Puyol, Capdevila; Busquets; Cazorla, Iniesta; Silva, Llorente (Aduriz, m. 76) y Villa ((Pablo Hernández, m. 76).

Lituania: Karcemarskas; Stankevicius, Skerla, Kljanskas, Radavicius; E. Cesnauskis (Poskus, m. 85), Danilevicius (Ivaskevicius, m. 82), Panka, Semberas, Mikoliunas (D.Cesnauskis, m. 59); y Sernas.

Goles: 1-0. M. 46. Llorente, de cabeza, a centro de Sergio Ramos. 1-1. M. 54. Contragolpe lituano que culmina Sernas al recibir un pase interior que habilita Puyol al quedarse retrasado cuando la defensa tiraba la línea. 2-1. M. 56. Llorente, de cabeza en el segundo palo tras un jugadón y centro de Cazorla. 3-1. M. 79. Silva, de cabezazo potentísimo, a centro de Ramos.

Árbitro: Rocchi (Italia).

Helmántico: 17.300 espectadores.

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