De rodillas ante su moto, Jorge Lorenzo alzó los brazos como símbolo de su histórica conquista en Malasia. Sus expectativas se habían cumplido. El mallorquín y este título estaban predeterminados a encontrarse antes o después. 'Hace cuatro años, cuando gané el primer título de 250, ya pensé que había conseguido mi sueño. Sin embargo, he seguido creciendo y siendo competitivo para llegar hasta MotoGP. Y lograr el título en esta categoría es lo máximo que se puede conseguir', aseguró en sus primeras reacciones.

Luego, comenzó el turno de agradecimientos y recuerdos que tuvo su primera parada en Mallorca para encontrar a su familia. 'Me gustaría dedicárselo en especial a mi padre que me inculcó esta pasión desde muy pequeño. Y a mi madre, esto es una recompensa a tanto sufrimiento. Tampoco me quiero olvidar de mi equipo, que ha hecho de mi moto la mejor. Además, a todos los manager que tuve en toda mi carrera y a mi fanclub'.

El champán empapó muy pronto a todos los miembros de su equipo. Después del protocolario paso por el podio, Lorenzo pasó de nuevo por el asfalto para agitar la enorme botella entre su círculo. La alegría no impidió una lectura algo más profunda de lo que simbolizaba su título. 'Todo el mundo tiene talento y sólo deben tener fe en sí mismas; no importa lo que piensen los demás'.

Sus principales competidores en la lucha por el título felicitaron al campeón con forzada elegancia. 'Ha hecho una gran temporada, desde el inicio, y ha cometido muy pocos errores, así que se merece este título', declaró el ausente Dani Pedrosa en un comunicado de prensa.

También tuvo palabras para Lorenzo el desbancado Valentino Rossi. 'Lorenzo se lo merece porque ha sido un piloto muy bravo y valiente durante toda la temporada', se limitó a decir el italiano. Las dos últimas vueltas de Japón parece que han enfriado aún más su tensa relación.