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Gol de Iniesta: La noche en la que Andrés empezó a forjar su leyenda

ENRIQUE MARÍN

'Cuando el fútbol era solo diversión, mi único sueño era llegar a ser jugador. Nunca soñé con marcar un gol en una final de un Mundial, pero la jugué, Cesc me dio un pase y...' Y entonces ya saben lo que pasó: España derrotó a Holanda y se proclamó campeona del mundo por primera vez en su historia, para regocijo de todos e íntima satisfacción de los pocos que siempre creyeron que apostando por el fútbol se podía llegar más lejos que enarbolando la furia. La rebelión de los bajitos hizo grande a La Roja, una paradoja culminada por Iniesta, nadie mejor que él.

'Cuando controlo el balón, sé que va a ser gol. Solo tuve que esperar a que bajara para pegarle'. Así, con una humildad que engrandece aún más su figura y cimenta su leyenda, rememora Andrés su decisivo gol en la final del Mundial de Suráfrica. Un gol en el último suspiro de la segunda parte de la prórroga, a cuatro minutos de los penaltis, donde nunca sabremos qué hubiera pasado. Con la angustia que provocan las emociones fuertes y la alegría embotellada a la espera de ser descorchada, el derechazo de Iniesta hizo justicia al mejor equipo, pero también a su mejor -entiéndase por más completo- futbolista.

En un campeonato en el que La Roja exhibió su mejor fútbol con cuentagotas, estaba escrito que la jugada decisiva la protagonizaran dos de los llamados jugones, Cesc e Iniesta. El azulgrana confiesa que ha visto su gol mil veces, aunque insiste en que la sensación que vivió en el campo es irrepetible. 'La perspectiva es muy diferente. Hay un gol en esa final que es personal', recuerda. Lógico que diga que el de la televisión sólo se le parece, pues no es lo mismo verlo que marcarlo. Lo primero lo hicieron y lo seguirán haciendo millones de personas en todo el mundo y de manera especial en España. Pero marcarlo, sólo lo marcó él, la noche del 11 de julio de 2010 en Johannesburgo.

Si la Copa del Mundo fue un premio al fútbol propuesto por La Roja, ante una Holanda que se traicionó a sí misma, no fue casualidad que Iniesta se convirtiera en el héroe del partido. No lo fue por accidente, pues por algo Andrés es el hombre de los goles imposibles y había sido el jugador más castigado por las marrullerías del rival. El 8 fue quien más creyó y buscó el triunfo en la final. Su comportamiento y su fe en la victoria durante la prórroga fueron dignas de un campeón.

Iniesta es el futbolista más querido y respetado del fútbol español, algo que no es fácil de conseguir por la rivalidad. La celebración de su gol, exhibiendo una dedicatoria a su malogrado amigo Dani Jarque, cargó aún más de emoción el instante. No cabía, pero cuando Andrés se empeña en algo, lo consigue.

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