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Mou inocula su populismo

El técnico cuenta con el apoyo de plantel y afición. El luso se sabe fuerte en su pulso frente a Valdano

L. J. MOÑINO / G. CABEZA

Dice Terry, que fue el gran capitán de Mourinho en el Chelsea, que su ex entrenador 'siembra y recoge en la primera temporada'. Mouri-nho ya tiene a los jerarcas del Real Madrid donde pretendía apenas seis meses después de su llegada. Florentino Pérez y Valdano ya saben que su entrenador puede sentarse a discutir con ellos con el respaldo de la plantilla y del madridismo. 'Apoyamos al entrenador y el club también tiene que estar a muerte con él', sentenció Arbeloa tras el derbi copero del jueves. En la calle, en los bares y en los foros de internet, el madridismo manifiesta su apoyo a Mourinho.

A la mínima que se ha filtrado su posible marcha en junio, el vestuario y los aficionados han actuado como la guardia pretoriana que protege el destino de su entrenador frente al club. Mou ya cuenta con dos cartas ganadoras con la carga suficiente como para que Florentino se doble a sus peticiones. También juega con el delgado colchón que tiene su presidente para justificar su marcha ante una masa social que anhela triunfos y que volvería a cuestionar su mandato y sus decisiones si el luso da la espantada en junio.

Hasta el meloso Kaká ha hecho suyo el discurso duro de su entrenador

De momento, el club ya parece dispuesto a desembolsar una mínima cantidad para el regreso de Van Nistelrooy, pese a que el club reconoce que el presupuesto está ya muy ajustado. 'Sólo nos podemos permitir a Van Nistelrooy, la solución definitiva está al llegar', manifestó ayer un directivo.

Cuando se han querido dar cuenta en los despachos del Bernabéu de hasta dónde es capaz de tensar la cuerda Mourinho, este ya había inoculado su populismo. El luso no se conformó con esa victoria en la lucha por el nueve tras apear al Atlético de la Copa. Dejó abierta la posibilidad de su marcha como arma arrojadiza y de presión. Es la misma estrategia que ya empleó en el Inter tras ser eliminado por el Manchester United en las semifinales de la Liga de Campeones en su primera temporada en Milán. Mou ya tenía el scudetto en la mano y le lanzó un órdago a Moratti: 'Necesitamos refuerzos para ser competitivos en Europa'.

El presidente interista entendió que si no le daba lo que quería, el técnico le dejaría. Entonces, como ahora, contaba con el respaldo del plantel y de la hinchada del Inter, que ya le adoraba. Pocos meses después, sus principales peticiones Sneijder, Etoo, Lucio, Motta y Pandev se entrenaban junto a él en la Pinettina, la ciudad deportiva del Inter.

'A veces, Benzema se va de los partidos, podría hacer más', ataca el brasileño

Mourinho es consciente de que su populismo, su capacidad para engatusar, ya ha conquistado dos de las patas más sensibles del club. Ese apoyo de los jugadores y de la grada lo ha conseguido con su facilidad para convertirse en un manipulador de los tiempos y de las emociones a través de sus incendiarias declaraciones. Lo que hasta ahora parecían limitaciones de su poder, no han sido más que una acumulación de pequeñas derrotas que le han llevado hasta la victoria.

Hasta Kaká, de habitual discurso meloso y plano, dio muestras ayer de esa adhesión sin condiciones del plantel hacia su entrenador. El brasileño suscribió los argumentos que esgrime Mourinho para la suplencia de Benzema: 'A veces se queda un poco fuera del partido. Creo que podría hacer un poco más'. El jueves, el delantero francés fue reserva por segunda vez consecutiva. Un caso similar lo tuvo Mourinho en el Chelsea con Shevchenko, impuesto por Abramovich. Y el portugués no cedió ante su entonces presidente.

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