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El día que pidió hasta tres veces disculpas

Yo también debo pedirle disculpas, aunque siga pensando que pone demasiadas excusas

LADISLAO J. MOÑINO

 

No es agradable recibir tanta agresivididad en una respuesta. Ni habitual. No es agradable encajar un insulto tan directo, 'hipócrita', en medio de una conferencia de prensa. Ni tampoco habitual.

Pero Mourinho, que tuvo una reacción desproporcionada ante una cuestión evidentemente incómoda, fue capaz de pedir disculpas hasta tres veces durante su actuación.

Posiblemente estuviera jugando a su habitual ajedrez y no se esperaba mi enroque en que veo quejas donde él verdades. Y de lo inesperado, surgió su lado más desagradable.

Pero se disculpó y con insistencia. Y eso tampoco es habitual en un mundo tan cargado de vanidades. Y volvió a disculparse cuando, ya en privado, quise relativizar el incidente.

No comparto su caprichoso criterio a la hora de seleccionar a sus entrevistadores, ni sus ataques, ni sus formas, pero su frontalidad al bajarse a pedir disculpas le honró.

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