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Una noche para la estadística

NOELIA ROMÁN

Botas rojas, semblante serio, gesto de concentración. Leo Messi calienta y espera el duelo. Cristiano Ronaldo se pasa las manos por su engominada cabeza, se ejercita con brío, apoya la lengua en la comisura y busca a Pepe. Choque de manos, como en el baloncesto, y a jugar. Cristiano está con ganas, se le ve. En su primera cabalgada por la banda azulgrana, el portugués topa con Adriano. Se queja del corte ostensiblemente, pero con un abrazo y una pequeña charla en portugués.

La cosa acaba de comenzar y a Messi se le ve poco. Actúa de falso nueve y las primeras pelotas se le van. El césped está alto y dificulta la circulación del balón. Cristiano también lo sufre, pero se crece. Separa las piernas más de medio metro, coloca las manos en la cintura y enchufa un pepinazo que acaba en las manos de Valdés. El portugués se lamenta. Y pide más presión a sus compañeros: quiere el balón.

Pero este le llega a Messi, a pase de Iniesta, un pelo alto. El argentino lo controla como puede con la cabeza y lo eleva. Casillas lo atrapa sin mayor dificultad. La Pulga empieza a despertar. Pepe y Marcelo le siguen de cerca y no paran de incordiar. Messi pide tarjeta para Marcelo que, superado por el azulgrana, le frena con un agarrón.

Messi marca su gol 49 del curso, el primero ante un equipo de Mourinho

Cristiano perpetra un churro en la frontal del área azulgrana y Messi le entra en falta a Sergio Ramos. El mundo al revés. Media hora de partido y nada excepcional que contar. Así que Cristiano busca el gol. Su chut rebota en un defensa del Barça y llega a las manos de Valdés. Nuevos gestos, nuevos lamentos. Pero el portugués se apunta en su cuenta la primera ocasión del Madrid.

Messi se dice: ‘Ahora empieza lo bueno'. Prueba una cabalgada que pone en evidencia a Marcelo, pero Pepe le sale al encuentro y se queda con la bola. El argentino baja la cabeza. No es signo de rendición. Le sigue costando conectar con sus compañeros, pero se siente cada vez mejor. Y cuando Iniesta se planta en la frontal del área de Casillas, combina con Villa, La Pulga se perfila como una exhalación y suelta un zurdazo que exige al meta del Madrid.

Cristiano no quiere ser menos. Antes de la pausa, el portugués remata de cabeza un córner, que salva Adriano bajo los palos. El siete del Madrid ya cantaba el gol. Pero tiene que esperar a la reanudación para poner de nuevo a prueba a Valdés. El ritual es siempre el mismo. Piernas separadas más de medio metro, manos a la cintura, la lengua reposando en la comisura y el pepinazo saliendo de su pie. Esta vez, el palo le hace el trabajo a Valdés, que ni la ve.

Cristiano se va a 29 tantos en la Liga y golea por primera vez al Barcelona

Cristiano empieza a pensar que la cosa va bien. Pero se equivoca. Apenas cinco minutos más tarde, Messi se planta sólo ante Casillas para lanzar el penalti cometido sobre Villa. Un láser verde recorre la cara del argentino, que respira hondo, obvia la molesta luz y dispara con tanta serenidad, que la clava por el centro. Sus compañeros se avalanzan sobre él y Messi los va abranzando a todos a medida que le caen encima. Cuando se libera, La Pulga se toca reiteradamente la cabeza, hace un gesto de dedicatoria hacia la cámara y, mientras corre hacia el centro del campo, señala como siempre al cielo y levanta los brazos en un gesto poderoso.

Su gol número 49 del curso es también el primero que consigue marcarle a un equipo entrenado por José Mourinho. Cristiano esgrime un gesto de rabia y lanza la siguiente falta. Demasiado alta esta vez. Pero el portugués espera su oportunidad y le llega. No podía ser de otra manera, un penalti. El portugués se frota las manos. Se planta delante de Valdés y firma su 29º gol en la Liga. Es, sobre todo, su primer tanto ante el Barça. Nunca antes había logrado el delantero portugués batir a los azulgrana. Recoge el balón de la red de Valdés y se va. Su primer gol al Barça vale un punto y salva la cara ante el máximo rival.

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