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Crimen en familia

El Madrid destroza al Osasuna en el primer partido matinal celebrado en el Bernabéu. Cristiano, autor de un nuevo ‘hat-trick’, Benzema (dos), Higuaín y Pepe, los goleadores. Di María da tres asistencias y se lesiona

ÁNGEL LUIS MENÉNDEZ

'Pase y póngase cómodo, está usted en su casa'. Casillas, siempre obsequioso, le abrió la puerta a Puñal, veterano capitán navarro, invitándoles a él y a sus compañeros a una cita histórica, la primera matinal en los 109 años de existencia del club. Lo que Iker no le dijo a Patxi es que en el salón esperaba toda la familia blanca dispuesta a liquidarlos con amable contundencia. En un Santiago Bernabéu a rebosar, el Madrid despachó a Osasuna con eficacia despiadada y, eso sí, con exquisitas maneras.

Como todo buen anfitrión, el conjunto blanco le enseñó las habitaciones a su invitado y le dejó llevar el hilo de la conversación durante 20 minutos. Le permitió que se sintiera a gusto y que presionara con criterio entre líneas hasta creerse capaz de tutear al líder. Hasta que apareció Di María, uno de los hijos favoritos de Mou, tan tímido y silencioso como mortal. Una, dos, hasta tres asistencias letales salieron de su bota izquierda. Todas ellas acabaron en gol, los tres primeros del Madrid. Las numerosas mamás presentes en la grada suspiraban imaginando un yerno tan modosito, eficaz y, por qué no, exótico como el argentino.

Cristiano, el niño bonito, firmó el primer gol. Y otros dos. Sobre el césped, el portugués no sabe de urbanidad, así que mató tres veces al Osasuna. Es el cuarto hat-trick liguero de un futbolista que no descansa nunca. De un jugador que sabe que en el nuevo Madrid de jerarquía colectiva y constante es mucho más importante como goleador. En días como el de ayer, cuando amanece certero, se hinchará a marcar. En sus asientos, las adolescentes del Bernabéu, con ojillos enamoradizos, soñaban con ese adonis engominado, apuesto y fiero.

Sentado junto a una de esas niñas, sin perderla de vista, un abuelo disfruta apasionado de una pareja de centrales que le remueve el alma. Pepe y Sergio Ramos le hacen viajar en el tiempo a los años de la bravura. De la suya juvenil y de la del Madrid apellidado Benito, Camacho, Pirri... El sevillano y el portugués no desmerecen ese capítulo de la historia, y ayer liquidaron sin piedad a Nino e Ibrahima, los perdidos delanteros rojillos. El senegalés marcó, pero sólo por un inocente e imperdonable descuido de todo el Madrid. Y lo único que logró fue enfurecer al anfitrión. Él y sus compañeros lo pagaron muy caro.

Tanto molestó el gol del invitado, que hasta los afables animales domésticos sacaron las garras. El perro, Higuaín, selló la victoria (3-1) antes del descanso y al gato, Benzema, ayer suplente, le bastaron 40 minutos para ensañarse con elegancia felina en los sexto y séptimo tantos. Los cientos de niños presentes en Chamartín gozaron como nunca de un domingo al gol.

El Osasuna, atropellado y con un hombre menos por la expulsión del debutante Satrustegui, bajó los brazos. Mourinho se dio cuenta y decidió probar con el dúo de cerebros. Los gurús del madridismo llevan medio año apostando por un liderazgo compartido de Xabi Alonso y Sahin. La lesión del turco, fichado en mayo, lo impidió hasta ayer. Debutó por fin y jugó 23 minutos intrascendentes, aunque

exhibió descaro y toque en el saque de una falta. Todo lo dieron por bueno los papás que, recelosos al principio por lo inusual del horario, acabaron pasando una agradable y soleada mañana de noviembre en el Bernabéu. Están satisfechos y serenos. Explote o no Sahin, Xabi se basta. Es el alma de la casa. El ideólogo de otro crimen perfecto. Y familiar.

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