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Messi honra al Madrid

Una jugada del argentino abre el marcador y sostiene al Barça frente a la avalancha de fútbol del conjunto blanco. El equipo madridista exhibe su mejor cara y logra empequeñecer durante todo el partido a su rival

ÁNGEL LUIS MENÉNDEZ

Messi, el más grande, apareció al borde del descanso para tumbar al Madrid más grande y, por ello, para honrar a un equipo que regresó a sus orígenes. A un conjunto blanco que leyó la esencia del madridismo y no sólo plantó cara al poderoso Barça, sino que le superó en todos los conceptos hasta el punto de asustar al grupo azulgrana y sus atónitos 100.000 seguidores. Los catalanes se aferraron a su estrella argentina y al 1-2 de la ida para sobrevivir al vendaval visitante y acceder a las semifinales de la Copa, pero desde este partido los aficionados de uno y otro club saben que el duelo no es tan desigual como algunos se empeñaban, contra natura, en pintarlo.

El fútbol es de tan bella simplicidad que basta con arrancarlo y soltar el freno de mano para que lo atropelle todo. En diez segundos, los que tardó Piqué en dejar pasar el balón de forma inexplicable e Higuaín en desperdiciar una ocasión enorme, todo lo accesorio voló hacia el mar y se perdió en el horizonte. La titularidad de Pepe, los gritos de 'asesino' que envilecieron el calentamiento, la intriga interminable alrededor de la alineación del Madrid... Todo se esfumó bajo la polvareda de un partido excelso.

Mourinho, fiel al fin a la grandeza de la entidad que le paga, apostó por el orgullo

Mourinho, fiel al fin a la grandeza de la entidad que le paga, apostó por el orgullo. Construyó un once poderoso y valiente a la vez. Un equipo nacido para plantarle cara como nunca al Barcelona. Para discutirle el balón y lavar la imagen miserable de la ida. Lo consiguió con creces. En la era Guardiola, la más grandiosa en la historia del Barça, nunca el Madrid había superado con tanta suficiencia a los azulgrana.

Aguijoneados por la madrugadora ocasión marrada por Higuaín, el Madrid creyó en la remontada desde el primer instante. Ocupó todos los espacios, taponó las infinitas vías de pase que suele crear el Barça y, remangado y fino, minimizó al conjunto catalán como no se recuerda.

Colocados en un espejo, el Madrid se adueñó de la pelota y el Barça, aturdido, reculó con la única aspiración de agarrar un contraataque letal. El mundo al revés. En esa paradójica pirueta del destino, Pinto también se despojó de su etiqueta de sospechoso para realizar tres paradas providenciales. Le amargó la noche a Higuaín y, a la vez, agradeció de la mejor forma posible la confianza ciega que Guardiola ha puesto en él, contra viento y marea, durante toda la Copa.

El Madrid, al ritmo de Özil, fue un vendaval primoroso. El alemán, suplente la semana pasada, se calzó el partido en su zurda y bailó una pieza magistral que hace aún más sonora su ausencia en el encuentro de ida. Y, encorajinado, no se permitió un respiro. Acusado de bajar el rendimiento en las segundas partes, esta vez fue amo y señor del centro del campo durante los 90 minutos. Y resumió la excelencia de su juego con un recorte en el balcón del área rubricado con un zurdazo brutal al ángulo interior derecho de la portería local.

Medroso e irreconocible, el Barça se limitó a achicar balones 

El encuentro nunca estuvo finiquitado. Y eso que los dos goles del Barça en dos minutos parecieron cerrar el proyecto de gesta blanca. De hecho, el Madrid regresó tocado del descanso, pero la entrada de Benzema y Callejón le dio aire. Özil volvió a tomar la batuta, Cristiano -entregado y solidario- marcó el primero, el delantero francés empató y en el Camp Nou se hizo el silencio.

Medroso e irreconocible, el Barça únicamente se limitó a achicar balones. Renunció como nunca a la posesión de la pelota, su bien más preciado, y lo fio todo a las genialidades de Messi. El argentino fue el único faro del desnortado conjunto azulgrana, dibujó un latigazo que salió lamiendo el poste izquierdo de Casillas. Nada como su figura para honrar a un Madrid colosal.

Barcelona: Pnto; Alves, Piqué, Puyol, Abidal; Xavi, Busquets, Iniesta (Pedro, m. 29); Messi, Cesc (Thiago, m. 69) y Alexis (Mascherano, m. 78).

Real Madrid: Casillas; Arbeloa, Pepe, Sergio Ramos, Coentrao; Lass (Granero, m. 51), Xabi Alonso; Özil, Kaká (Callejón, m. 60), Cristiano; e Higuaín (Benzema, m. 60).

Goles: 1-0. M. 43. Internada de Messi que arrastra a cuatro jugadores, cede a la izquierda para Pedro y este bate por bajo a Casillas. 2-0. M. 45. Alves recoge el rechace de una falta en el ángulo izquierdo del área y clava un derechazo en la escuadra derecha. 2-1. M. 67. Pase de Özil a Cristiano, que regatea a Pinto en su salida y marca. 2-2. M. 71. Benzema regatea a Puyol y bate a Pinto.

Árbitro: Teixeira. Expulsó a Ramos (m. 87) por doble amonestación. Amarilla a Lass, Messi, Casillas, Cristiano, Coentrao, Granero, Puyol y Pepe.

Camp Nou: 95.486 espectadores. 

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