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España triunfa en femenino

Nuestros deportistas se marchan de Londres con 17 metales (tres oros, diez platas y cuatro bronces), igualando la marca de Atlanta'96. Las mujeres y el agua, a la vanguardia de las conquistas. España, 21ª en el medallero, nota la esca

JORGE YUSTA

Dos semanas intensas de deporte ponen fin a los terceros Juegos Olímpicos de Londres, de los que España se marcha con 17 medallas y ocupando el puesto 21 en un medallero, nuevamente dominado por EEUU y China. Un bagaje que mantiene la línea mantenida desde el despegue de Barcelona'92. Iguala la cosecha de Atlanta'96 y se queda a una presea de las 18 conseguidas en Pekín hace cuatro años. Sin embargo, tan solo ha conquistado tres oros olímpicos, por diez platas y cuatro bronces. 

Una participación española que será recordada por el empujón que dieron las mujeres, que se hicieron valer con un total de 11 medallas, por las seis conseguidas por los hombres. Unas féminas que han dado un golpe de autoridad, que han llevado en volandas a la delegación y que se han reivindicado como el sexo fuerte en Londres.

Pero además serán recordados por los españoles como los Juegos del agua. En el líquido elemento se sumaron también diez medallas. Entre la natación, la sincronizada, la vela y el waterpolo España se ha hecho fuerte. Como en el tatami, en el que el taekwondo ha salido de su escondrijo con sus tres representantes subidos al podio (un oro y dos platas). 

Muchas de ellas medallas, además, se han logrado a base de un esfuerzo escasamente recompensado y a menudo poco valorado. A base de miles de horas de entrenamiento. Y en varios casos, fuera de las elitistas estructuras de preparación deportiva española. Con escasos mimbres. Y mucho tesón. Muchos deportistas han acudido alejados de la simpatía de sus federaciones, que parecen más organizaciones dedicadas en exclusiva a lucrarse en lugar de ser avisperos de grandes resultados.

España sigue necesitando subir un escalón. El que le debería colocar entre los primeros diez países del medallero, junto a potencias como Italia, Francia o Alemania. Es evidente que en el deporte, cuatro años de preparación tan solo se ven separados por un segundo, una milésima, una zancada o una decisión arbitral. Pero una inversión coherente, orientada, profesional y de calidad debería aportar ese plus que todavía hace falta. La evidencia la ponen 30 diplomas olímpicos conseguidos, entre ellos ocho cuartos puestos. Si esos ocho puestos se hubieran traducido en medallas ya estaríamos hablando de un total de 25.

Dos oros en vela, pleno en taekwondo y récord de David CalPero, por ahora, es el momento del recuerdo para que los que han brillado en Londres. Hubo que esperar hasta el quinto día de Juegos para conocer a qué sabía un podio. Y la primera en saberlo fue Mireia Belmonte, que devolvió a la natación española el lustre perdido. Ella dio el pistoletazo con dos platas inmensas. Las logradas en los 800 libres y en los 200 mariposa. Se reivindicó y se olvidó de la decepción de los 400 estilos. Continuó Maialen Chourraut, bronce en K-1 de piragüismo en aguas bravas.

Ahí pusimos la pausa. Hasta el 7 de agosto. Y a partir de entonces pisamos el acelerador a fondo. Llegó el primer oro con la 'niña prodigio' Marina Alabau, que remató un torneo perfecto en el windsurf. Pero ese también también se festejó la plata de Javier Gómez Noya en triatlón, que se desquitaba del cuarto puesto de Pekín, y la del dúo de sincronizada de Ona Carbonell y Andrea Fuentes.  Que repitieron medalla, de bronce, con el resto de 'peces' del equipo.

Después irrumpieron los taekwondistas. Magistrales. Joel González en -58 kilos refrendó su cartel de favorito y llevó el segundo oro mientras que Brigitte Yagüe en -49 kilos y Nicolás García en -80 kilos terminaron subcampeones. Tres de tres. Todo un hito. El piragüismo también mantuvo el altísimo nivel de los últimos tiempos. David Cal hizo historia en el C1 1.000 metros. Se colgó la plata y sumó su quinta medalla olímpica, convirtiéndose en el español más laureado por delante de Joan Llaneras y Arantxa Sánchez Vicario. Le siguió Saúl Craviotto, con otro segundo puesto en K1 200 metros.

Once medallas han sido logradas por mujeres y diez en deportes de aguaY la vela también iba a ampliar su cuenta particular. A lo grande. Con el oro inesperado de las 'Xiquitas Team'. El Match Race-Elliott 6 de Támara Echegoyen, Sofía Toro y Ángela Pumariega derrotó a Australia en la final. Y quedaban las que no podían faltar en equipo. La del baloncesto. La última en Londres. La plata más dulce. Perder contra EEUU por 107-100 en la final no es perder. Es enamorar. Pau Gasol, Navarro, Calderón, Rudy y compañía repiten el éxito de Pekín. Y hay que quitarse el sombrero con las chicas del waterpolo y el balonmano. Debutantes y medallistas. No se puede pedir. Las de Miki Oca perdieron la final también contra EEUU, las de Jorge Dueñas se ganaron un bronce muy guerrero contra Corea del Sur. Y el broche lo puso el bronce de Maider Unda en lucha, la primera para este deporte.

Una cosecha que para el COE y el CSD supera las expectativas con las que se llegaban a Londres. 'La estimación de medallas que teníamos en el CSD y de finalistas era un poco más pesimista que los resultados. Es una satisfacción que han alcanzado unas décimas por encima de lo que creíamos que era su nivel razonable', aseguraba este domingo el secretario de Estado para el deporte, Miguel Cardenal. 

Y todo esto también se traduce en cifras. El COE anunció antes de comenzar los Juegos que daría 94.000 euros por un oro, 48.000 por una plata y 30.000 por el bronce, lo mismo que en Pekín. Por tanto, tendrá que desembolsar alrededor de 882.000 euros en total. A lo que hay que añadir las becas ADO, que se repartirán entre los deportistas en el ciclo olímpico que comienza hasta Río 2016.

Pero en toda luz hay sombras. Y tres deportes arrojaron muchas. El fútbol, el atletismo y el tenis. La selección de Luis Milla tiró por la borda el halo que arrastraba de su hermana mayor, la flamante campeona de Europa. Dos derrotas sin marcar un solo gol ante Japón y Honduras les obligaron a hacer las maletas sin enterarse. Milla dimitió hace unos días. Pero el fracaso se recordará durante mucho tiempo. 

Lo mismo que el del atletismo. España no puede permitirse irse de vació en el deporte rey de unos Juegos. Las lesiones, las rencillas internas, los casos de dopaje, el escaso afán competitivo y la nula opción de relevo generacional nos han retornado a los tiempos de Seúl'88. Tan solo cuatro finalistas deja el ramplón bagaje en su paso por el estadio de Stratford. Ni la capitana Ruth Beitia, cuarta en salto, pudo despedirse con una medalla.

La ausencia por lesión de Rafa Nadal mermó antes de comenzar el torneo en tenis. La superficie, hierba, tampoco era la idónea. Ninguno de los españoles pudo colgarse una medalla. Tan solo el dobles de Feliciano López y David Ferrer optó a ello pero cayeron por dos veces contra Francia. Y tampoco pudieron sumar el waterpolo masculino y el balonmano, bronce hace cuatro años, no entraron en semifinales, ni tampoco el hockey, que no tuvo sus Juegos. Ni tampoco fueron los del judo, que tan solo se acercó al podio por medio de Sugoi Uriarte.

 


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