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El Barcelona más anárquico

El cambio de juego que Tito ha introducido en el equipo, con mayor protagonismo de Cesc, hace que los azulgranas pierdan el control del partido. Esto se traduce, pese al liderato, en el Barça más goleado de los últimos diez a&ntild

EDUARDO ORTEGA

Las cifras no engañan y la realidad tampoco. El Barcelona es el líder de la Liga, empatado a puntos con el Atlético de Madrid. Está invicto, ha ganado siete partidos y empatado uno ante el Real Madrid. Tiene 22 puntos, ocho más que los blancos a estas alturas de temporada, y 24 goles a favor. Una media de tres goles por encuentro.

Números que firmaría cualquier equipo, y el propio Barça, más teniendo en cuenta la enorme diferencia con el eterno rival.

Pero, con todo, la realidad en la retaguardia es bien distinta. Los azulgranas han recibido 11 goles en ocho jornadas de Liga y 17 tantos en 12 partidos oficiales esta temporada. Sólo ocho equipos han encajado más goles en la competición doméstica. De hecho, es el Barça más goleado a estas alturas de campeonato de los últimos diez años. Entonces, en la 2002-03, el equipo presidido por Gaspart tenía una pareja de centrales de la talla de Christanval y Andersson.

Todas estas cifras negativas en realidad tienen una clara causa: el Barça de Tito no es el de Guardiola. El equipo de Pep amansaba el balón, pasaba y pasaba el cuero hasta aburrir al contrario, hasta amansarlo a él también. Hasta encontrar el hueco milimétrico dejado por la defensa contraria y llegar al gol.

En cambio, el nuevo equipo de Vilanova no es una continuación, en ese sentido, de la idea de juego de Guardiola. El técnico azulgrana ha apostado casi desde el principio por un juego más directo que su amigo y predecesor.

Este cambio de juego de los azulgranas gira principalmente en torno a un nombre, el de Cesc. Tito ha decidido conceder una autoridad y un protagonismo al de Arenys del que este carecía con Pep. De hecho, el ex del Arsenal ha sido titular en todos los partidos ligueros jugados hasta ahora. Su conexión con Messi en ataque, mucho más directa, desborda al rival. Y ambos han respondido con creces con goles y asistencias.

La conexión del de Arenys con Messi en ataque, mucho más directa, desborda al rival

Eso se traduce en más llegadas a portería y más disparos, más pegada también en definitiva. A cambio de ceder algo de brillantes y de soberanía del partido.

Y eso tiene sus riesgos. Se pudo comprobar precisamente en el último encuentro ante el Deportivo en Riazor el pasado sábado. Los azulgranas marcaron tres goles en apenas un cuarto de hora, pero acabaron permitiendo que los gallegos se hicieran con el balón hasta conceder 25 centros al área de Valdés y más disparos a puerta (8 por los 6 del Barcelona). El resultado fue un partido de locos, de los que gusta al aficionado pero nada al entrenador.

Un 4-5 en el marcador. Valdés hacía cuatro años que no encajaba tantos goles. Fue en la 2008-09, cuando el equipo dirigido por Guardiola caía en el Vicente Calderón ante el Atlético de Madrid por 4-3.

Por supuesto, la plaga de lesiones que azota la defensa azulgrana -Alves, Piqué y Puyol- también tiene algo que ver. Ha convertido una retaguardia propensa este año a estar desprotegida en más vulnerable. Pero al final, los números que cuentan, que son los puntos en Liga y en Champions, no engañan, y todo funciona mientras Messi siga marcando y el Barcelona ganando.

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