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¿Pagarías 20 euros por correr 10 kilómetros?

La San Silvestre popular vallecana sigue siendo ajena a la crisis: sus 39.000 dorsales, a precio de oro, se han agotado en menos de 24 horas

ALFREDO VARONA

Hace veinte años corrí por primera vez la San Silvestre vallecana. Entonces la carrera popular se celebraba el último domingo de diciembre. Era puntual, a primera hora de la mañana y, hasta las cuestas finales de Vallecas, no existía ambiente de fiesta. La salida estaba en Recoletos, junto a la vieja redacción del diario Marca, y no había problemas para encontrar un buen lugar en la línea de salida. Pero hace veinte años correr por las calles todavía era una extraña afición. Hoy, sin embargo, se paga a precio de oro y se considera un gran privilegio. Hay, en estos días, atletas aficionados, en las calles y en los foros, enfadados porque se despistaron y se han quedado sin dorsal para esta nueva edición, que se celebra el último día del año (18,00 horas). Pero, claro, la San Silvestre ya no tiene nada que ver con esa carrera periférica que uno conoció aquella mañana nublada del mes de diciembre del 92.

Aún menos se parece a la que ideó Antonio Sabugueiro en 1964 cuando sólo corrieron 57 atletas, entre los que no había ninguna mujer. El presupuesto no llegaba a las 15.000 pesetas y ni siquiera intervino la Policía Municipal. Eran voluntarios los que cortaban las calles en una carrera que jamás pudo imaginar que, 48 ediciones después, iba a poner a disposición de los atletas 39.000 dorsales y estos se iban a agotar en menos de 24 horas. Ahora, por supuesto, ya no es Sabugueiro el que organiza la carrera, sino una empresa Last Lap, que ha fijado el precio de cada dorsal en 20 euros para una prueba de 10 kilómetros. El precio, en realidad, parece un exceso, y máxime en estos tiempos de crisis. Pero desde hace años cuando se habla de la San Silvestre, la crisis pierde la memoria, olvida los casi cinco millones de parados, no importan los despidos masivos ni que el Estado haya dejado a sus empleados sin paga extra.

'20 euros puede ser un precio muy alto para cualquier carrera popular de 10 kilómetros, pero cuando se trata de una manifestación deportiva, en la que dices que tú también corres y puedes reivindicarlo, junto a miles de personas que comparten afición contigo, ese precio puede ser hasta barato', juzga Vicente Sánchez Blanco, entrenador del club París y fundador de una web, www.elatleta.com, que ya es como un libro de ruta para el atleta aficionado. 'Pero lo cierto es que sí, que en el mundillo del atletismo popular esta noticia está siendo una de las más comentadas, porque son cifras que sorprenden. 39.000 dorsales a 20 euros cada uno...'

Bien es cierto que tampoco se puede comparar'La San Silvestre es una carrera que trasciende de lo deportivo' la San Silvestre con otras carreras. Por ejemplo en el maratón de Nueva York el atleta debe inscribirse con un año de antelación y paga por el dorsal... ¡¡425 euros!! Pero Vicente insiste en su discurso. 'Personalmente, creo que la San Silvestre es una carrera que trasciende de lo deportivo', explica. 'De hecho, si me centrase en este ámbito debo decir que es una de las peores del calendario para hacer una buena carrera. Correr rodeado de miles y miles de corredores es difícil: te impide mantener un ritmo constante, tienes que ocupar tu sitio en la salida con demasiada antelación..., y es lo menos aconsejable para hacer una buena carrera a nivel deportivo'.

Vicente Sánchez se pregunta entonces por el secreto del éxito: 'Creo que la San Silvestre Vallecana se ha convertido en algo más que una carrera, ha pasado a ser una cita lúdico-deportiva imprescindible el 31 de diciembre para todos los que de una manera u otra practican atletismo a lo largo del año. Es una manera de demostrar un 'way of life', que la gente practica atletismo, que le gusta participar en eventos deportivos más o menos multitudinarios'.

El entrenador realiza, incluso, una lectura más amplia: 'Además, a todo el que corre la San Silvestre, sus familiares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, etc. les van a preguntar durante los días de antes si la va a correr y en los días posteriores, que qué tal le fue la carrera. Eso hace que ese corredor pase de ser uno más a ser tu hermano, amigo, el vecino del 4º o tu compañero de pupitre. Pasa a ser el deportista, con todas las connotaciones positivas que eso tiene en estos tiempos en los que hacer deporte está de moda. Y eso, eso sí que no tiene precio'.

Y, claro, si la memoria recupera sus datos, eso era algo que de ninguna manera pasaba hace veinte años cuando la inscripción no superaba las 500 pesetas... Pero, naturalmente, era otra época... Ahora, 39.000 dorsales saben a aperitivo.

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