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El golfista Chema Olazábal, Príncipe de Asturias de los Deportes 2013

Sucede a Xavi y Casillas. Se ha impuesto por un voto a la nadadora paralímpica Teresa Perales. El jurado ha valorado que durante su brillante carrera 'ha demostrado una capacidad de superación encomiable'

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El golfista español José María Olazábal ha sido galardonado este miércoles con el Premio Príncipe de Asturias de los Deportes 2013, tras superar en la última ronda de votaciones del jurado a la nadadora paralímpica Teresa Perales por nueve votos a ocho. A la ronda final de votaciones también llegaron el piragüista David Cal, el triatleta Javier Gómez Noya y la tradicional Regata Oxford-Cambridge.

Un total de 20 candidaturas de 11 nacionalidades optaban a este premio, séptimo de los ocho galardones internacionales que convoca anualmente la Fundación Príncipe de Asturias, y que este año alcanzan su XXXIII edición. 

Olazábal (Hondarribia, Guipúzcoa, 1966) es el segundo golfista que es reconocido con el galardón después del fallecido Severiano Ballesteros, que lo ganó en 1989. El vasco cuenta con un extenso palmarés en el que figuran dos títulos del Master de Augusta (1994 y 1999), ha sido siete veces integrante de la Copa Ryder que ganó en cuatro ediciones y capitán del equipo europeo de este torneo en 2012, que se impuso en EEUU gracias a una remontada histórica. Olazábal sucede a los futbolistas Xavi Hernández e Iker Casillas, compañeros en la selección española de fútbol pero rivales como jugadores del Barcelona y del Real Madrid, respectivamente.

Se ha impuesto por un solo voto a la nadadora paralímpica Teresa PeralesEl jurado presidido por la extenista Arantxa Sánchez Vicario ha destacado que Olazábal es 'uno de los mejores golfistas de la historia, con dos Masters de Augusta y cuatro victorias en la Ryder Cup, competición en la que también demostró su capacidad de liderazgo al conducir como capitán al equipo europeo a una remontada épica en 2012'.

El jurado del Premio, cuyos integrantes lucieron en Oviedo el logotipo de Madrid 2020 en apoyo a la candidatura madrileña a organizar los Juegos Olímpicos, considera a Olazábal 'digno sucesor del espíritu del mítico Severiano Ballesteros', quien también obtuvo este Premio en 1989. Y ha subrayado asimismo que Olazábal ha demostrado en su 'larga y brillante carrera una capacidad de superación encomiable, un talante competitivo y unas cualidades humanas admiradas por todos'.

La candidatura de José María Olazábal fue propuesta por Gonzaga Escauriaza Barreiro, presidente de la Real Federación Española de Golf, y apoyada, entre otros, por los presidentes de las federaciones de golf de Hungría, Italia, Inglaterra, Francia, Países Bajos, Noruega, Estados Unidos, Portugal, Luxemburgo, Suiza, Chequia, Dinamarca, Escocia, Ucrania y Austria, la Federación Internacional de Golf y más de 2.000 firmas.

El guipuzcoano ha puesto, con este premio, la guinda a una carrera plagada de éxitos que le emparejan con su gran amigo Severiano Ballesteros, ya que ambos conquistaron dos ediciones del Masters de Augusta y la Ryder Cup primero jugando -formaron la pareja más exitosa en la historia del torneo- y después como capitanes.

Olazábal cuenta con un extenso palmarés que empezó a fraguarse a los 18 años, cuando conquistó el prestigioso The Amateur Championship, el British Amateur, por delante de rivales como el escocés Colin Montgomerie. Sus posteriores éxitos en Augusta le llevaron a convertirse en el primer jugador desde la II Guerra Mundial que ganaba este torneo amateur y posteriormente un 'grande' ya como profesional.

En total, el guipuzcoano conquistó siete torneos como amateur, abriendo un sendero de gloria que le llevó a 23 títulos en el Circuito Europeo, seis en el Circuito Americano y dos más en el Circuito Japonés. Su último triunfo llegó hace ocho años en el Mallorca Classic y, aunque sigue compitiendo, los problemas físicos, sobre todo por una artritis reumática generalizada en ambos pies, le han impedido retornar a su mejor nivel.

Sus éxitos de juventud le permitieron dar el salto al profesionalismo en 1986, cuando irrumpió como 'rookie' hasta el segundo puesto en la Orden del Mérito tras conquistar dos torneos, el Sanyo Open y el Ebel European Masters Swiss Open (con una impresionante tarjeta de 26 bajo par). Segundo en el Masters de Augusta de 1991 y tercero en el Abierto Británico del 1992, Olazábal rozaba el triunfo en un 'grande' que le confirmara en el olimpo mundial del golf. Finalmente, fue en el Augusta National Golf Club de Georgia (Estados Unidos) donde se enfundó dos veces la 'chaqueta verde', mítica prenda que vistió los momentos cumbre de su carrera.

Su primer triunfo, en 1994, fue recordado por un impresionante 'eagle' en el hoyo 15 de su último recorrido, que le permitió poner una renta insalvable de dos golpes sobre Tom Lehman. Sin embargo, la gloria llegó acompañada de las lesiones, primero con problemas en un pie y luego con su eterna lesión de espalda, convertida a la larga en un calvario. Su deriva física le llevó a perderse toda la temporada en 1996 y a pensar que ya nunca más lucharía por el triunfo con los mejores jugadores del planeta. Sin embargo, tuvo tesón para resistir y su talento de siempre para volver a sorprender tres años más tarde, cuando volvió a coronarse en Augusta, por delante del 'Tiburón Blanco, el australiano Greg Norman.

Dejando de lado las chaquetas verdes, los mejores momentos en la carrera del guipuzcoano llegaron en la Ryder Cup, que disputó en siete ocasiones como jugador (1987, 1989, 1991, 1993, 1997, 1999, 2006) y como capitán en la última edición de 2012, recordada por la épica remontada del equipo europeo en Medinah (Estados Unidos).

'Esto es muy especial, nunca había experimentado nada como esto. Gracias a todo el equipo, que se han dejado la piel. Pero antes de nada... esto va por ti Severiano', dijo nada más acabar aquella competición Olazábal, que no pudo terminar sus palabras embargado por las lágrimas. Era el sentido recuerdo para 'Seve', con en el que formó la pareja más exitosa en la historia de un torneo con 85 años de historia. Jugando juntos en cuatro ediciones de la Ryder Cup, acumularon un impresionante balance de once victorias, dos empates y solo dos derrotas.

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