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La cara menos glamurosa de la Fórmula 1: torturas y represión en Abu Dabi

El gran circo cierra este fin de semana su temporada en un país donde se persigue y tortura a los disidentes, según denuncia Amnistía en un informe. "El dinero y el petróleo mandan por encima de todo", opina el experto en F1 Manuel Franco

Empleados de Mercedes sentados en lor alrededores del circuito de Yas Marina, en Abu Dabi. REUTERS

EDUARDO ORTEGA

Este fin de semana, Fernando Alonso no compite por el título. No lo hace desde hace mucho. Son Lewis Hamilton y Nico Rosberg quienes se disputan el campeonato de Fórmula 1 en la última carrera de la temporada, en Abu Dabi. Tras este circo, la realidad en el emirato para muchas personas es mucho más cruel. "Tras la fachada de ostentación y glamur de los Emiratos Árabes Unidos (EAU), se oculta la cara mucho más siniestra de un estado sumamente represor, en el que los activistas que critican al Gobierno pueden acabar en la cárcel por el simple hecho de publicar un tuit", censura Hassiba Hadj Sahraoui, directora adjunta del Programa de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África. La ONG ha publicado un informe, titulado There is no freedom here: Silencing dissent in the UAE (Aquí no hay libertad: Silenciando a la disidencia en los EAU), en el que denuncia cómo estos estados arrasan con los derechos humanos.

EAU ocupa el puesto 48 mundial de renta per cápita, frente al primero, en el que está Qatar, y sólo uno por debajo de España. La tasa de paro es ínfima y son uno de los mayores productores de petróleo del planeta. Abu Dabi es el mayor de los siete emiratos que forman los EAU y el segundo en población. Son estos miles de ciudadanos quienes todos los días se juegan algo más que unos cuantos puntos, varios millones de dólares o el cálido y efusivo apretón de manos del emir. "Frente al lujo, las grandes infraestructuras y eventos o el petróleo, hay otra realidad: la persecución a la disidencia, las torturas o los malos tratos", afirma Ángel Gonzalo, responsable de medios de Amnistía Internacional en España.

Abu Dabi es una monarquía constitucional, pero con aires de dictadura. Los partidos políticos no están prohibidos de facto, pero los únicos que existen están vinculados al Gobierno. No hay ningún tipo de asociación independiente, crítica con el régimen. Las que había han sido cerradas tras promulgarse determinadas leyes en los últimos tres años. No hay tampoco sufragio universal ni un sistema de democracia real. El consejo que tienen, que se encarga de tomar las decisiones más importantes, está designado directamente por el dedo del emir. "No es un sistema democrático como entendemos en Occidente, con libertades", resume Gonzalo.

Esta presente realidad, de levantamiento frente a la sumisión, tiene su origen en la Primavera Árabe que explotó y triunfó en 2011 países de la zona como Egipto y Túnez. Un grupo de unos cien periodistas, abogados, profesores e intelectuales trató de poner en marcha una serie de reformas democráticas para lograr mayores libertades y derechos, pero sin obtener los resultados esperados. Lo que han conseguido con sus charlas en universidades, mensajes en Facebook o manifiestos críticos con el régimen es ser perseguidos hasta acabar con sus huesos en prisión. Una ley antiterrorista vincula a estos disidentes, sin aparentes pruebas fehacientes, con movimientos terroristas. De tal manera que más de cien han sido encarcelados, de los cuales 67 aún permanecen en presidio. Y no sólo ellos sufren allí el hostigamiento, sino también sus familias en libertad.

Como premio, ha logrado ser miembro no permanente del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Explica el responsable de la ONG que el motivo de esta contradictoria decisión es presionar al país para que adopte reformas democráticas, sin resultado alguno hasta el momento pese a las promesas del emirato. "Los únicos pasos que ha dado han ido encaminados a mejorar sus infraestructuras, a ser un destino atractivo para el turismo de lujo o a albergar eventos como la F1, que atrae mucha inversión extranjera". Un lavado de imagen que coincide con muchos otros países y regímenes similares. Como con el Mundial de fútbol de Qatar en 2022 o la eventual Copa de África de fútbol de este año que tendrá lugar en la Guinea de Obiang.

Cuando los petrodólares entran en escena, los derechos humanos son barridos al instante. "El dinero manda por encima de todo en la Fórmula 1", confirma Manuel Franco, periodista del diario As que ha seguido durante muchos años al gran deporte del motor. Un caso límite y excepcional fue el de Bahréin en 2011. Tras varias manifestaciones y altercados en los alrededores del circuito, la FIA procedió a cancelar el Gran Premio para evitar "una situación peligrosa para los pilotos". "La gente estaba encantada con que hubiera carreras; las marchas iban contra el uso político de la F1 que hacía el régimen", explica Franco.

¿Sufren los pilotos?

¿Cómo ven o sufren los pilotos este tipo de situaciones? ¿Les afecta o están por encima del bien y del mal? "Son deportistas y no quieren meterse en líos; van allí a lo que les mandan. Aunque por dentro piensen que no están haciendo bien o que no deberían ir, no lo van a decir públicamente. Luego, los hay más concienciados y otros a los que les da un poco todo igual. Por ejemplo, Mark Webber solía siempre hacer algún tipo de declaración sobre situaciones de este tipo". El piloto australiano lo hizo también en Bahréin, pese a la probable ley mordaza impuesta por Ecclestone (el patrón de la F1) y los suyos. Un año después, la situación en el estado era similar, pero la carrera siguió adelante. En la rueda de prensa oficial previa al GP de China, la carrera anterior, las preguntas sobre Bahréin volvieron a sobrevolar la sala de prensa y el mutis de los Checo Pérez, Fernando Alonso y otros pilotos fue total.

"No sólo vale con hacer negocios; también hay que saber muy bien con quién"

"En el circuito todo era una fiesta, había conciertos y de todo. Estás allí en una burbuja como si no pasara nada, pero si sales descubres que hay otra realidad", rememora el reportero de As. No es de extrañar por tanto que la imagen que se transmita a los millones de espectadores sea de color de rosa. También ayuda a ello que el emirato venda su nombre por todo el mundo asociado, por ejemplo, al Real Madrid. De la misma manera que Qatar patrocina millonariamente al Barcelona desde hace años, EAU tiene importantes acuerdos con el club blanco. Es el principal espónsor con su aerolínea Emirates y hace sólo unos días que IPIC, la compañía petrolera de Abu Dabi, patrocina la reforma del Santiago Bernabéu, paralizada por la Justicia. Asimismo, varios medios especulan con que seguirá tirando de talonario para poner su nombre junto al del mítico presidente del club en la fachada del estadio.

"Las multinacionales y países que firman acuerdos con estos países deberían tener en cuenta la situación de las libertades y derechos humanos en ellos. No sólo vale con hacer negocios; también hay que saber muy bien con quién", critica Gonzalo. De momento, la FIA no ha contestado a Amnistía Internacional ni se ha producido declaración alguna por parte de los protagonistas. Tampoco deben esperarse, a tenor de los precedentes. Y menos aún que el Gran Premio, la carrera nocturna por Yas Marina que pone un colofón extraordinario a la temporada, se suspenda. Franco, conocedor de las entrañas del gran circo tampoco lo cree: "El veto debería existir, pero es imposible".

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