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De la admiración al alboroto

JOSÉ MIGUÉLEZ

Estados Unidos le regaló a Suráfrica el primer instante de emoción verdadera. Se clasificó como en sus viejos western, al toque de corneta del séptimo de caballería cuando ya parecía que no quedaba esperanza. En el último minuto, a través de un contragolpe masivo, cuatro jugadores lanzados en carrera desesperada tras recoger un balón de su propia área, justo a la salida de un cabezazo argelino que Howard atajó como los grandes porteros.

Del 0-1 en contra al 1-0 a favor. Una sola jugada que marcó el destino de cuatro selecciones. Argelia se habría clasificado de marcar Saifi; durante los segundos que duró el contraataque, la que estaba en octavos era Eslovenia; cuando Donovan empujó el balón a la red, la que tocó ya para siempre el cielo fue Estados Unidos... Y además como primera de grupo, sacando de ahí a Inglaterra, que de repente cayó a la segunda plaza, directa a verse con Alemania. No cabía más suspense en menos tiempo. Una jugada que sacudió todo el Mundial. No hay nada que llegue más lejos que el fútbol.

En algo parecido está inmerso España, en cuyo grupo la última jornada de mañana admite todo tipo de combinaciones. Los cuatros pueden morir o seguir viviendo. Chile, quedar eliminada con seis puntos y España (también Honduras), clasificarse con tres. La selección afronta ese instante terminal e incierto, que igual la devuelve al cuadro de favoritos como la manda para casa, enfrascada en un debate a pie de calle del que sin éxito trata de alejarse. Sólo le falta pedir socorro.

El patio está caliente, enzarzada la afición y la crítica en discusiones de múltiples aristas de las que tratan de huir los jugadores y Del Bosque no consigue deshacerse. Hay navajazos por los gustos a propósito de la forma de jugar, entre los partidarios del toque y los comprensivos con el fútbol directo. Por los que mezclan los colores. Por los que aprovechan la ocasión para derramar sus filias y fobias, los que añoran a Luis y los que no le perdonan que ganara. Y Aragonés, mientras, tan a gusto en el corazón de la gresca. Hasta Toshack asoma la lengua por la espalda para ajustar cuentas desconocidas con Del Bosque. Hay nervios y ruido. España discute donde hace un rato sólo admiraba. Sí, algo ha cambiado. Definitivamente.

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