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Alonso en el retrovisor

El español, tercero, aprovecha el nuevo y fugaz reglamento para acercarse a Webber, a la 'pole' y a Vettel

A. L. MENÉNDEZ / AGENCIAS

La F1 se le escapa, nunca mejor dicho, de las manos a la Federación Internacional de Automovilismo (FIA). Los bandazos de los dirigentes en la regla de los difusores soplados han convertido el GP de Gran Bretaña en un hervidero de reuniones, protestas, resoluciones y contra resoluciones que, además, han servido para poco. Red Bull sigue dominando Webber, pole, yVettel salen de la primera línea de parrilla y Ferrari se acerca. Alonso, tercero, anuncia batalla en forma de 'presión' a los rivales, escoltado por su compañero Massa, cuarto.

'Ellos (Red Bull) siguen siendo primeros, pero nosotros, en tercera y cuarta posición, estamos en la buena dirección argumentó el español. Hemos cumplido con una buena crono, aunque la posición no ha variado mucho respecto de las anteriores carreras, en las que nos movíamos entre tercero, cuarto y quinto. Por lo tanto, hay señales de recuperación y de mejoras en el coche'.

A los Red Bull, que por novena vez en nueve carreras ocupan la pole, les benefició la lluvia que, de forma inesperada, apareció en la Q2 y luego, a tres minutos del final de la última y definitiva tanda (Q3), el agua echó al traste la última vuelta en la que los pilotos acostumbran a pulverizar sus cronos anteriores calzando los neumáticos blandos. La lluvia sitúa en la cuarta fila de la parrilla a dos inesperados huéspedes, el venezolano Maldonado (Williams) y el japonés Kobayashi (Sauber). También un error de cálculo meteorológico fue el que condenó a Alguersuari, 18º. Toro Rosso tardó en utilizar las gomas blandas y ninguno de sus pilotos superó la Q3.

Agua aparte hoy se anuncia carrera en seco, pero nadie se fía, los tristes protagonistas del fin de semana son los responsable técnicos de la FIA. Los equipos aterrizaron en Londres sabiendo que los tubos de escape sólo podrían enviar gases (soplar) a los difusores traseros cuando el piloto acelerara. Renault cuyo motor impulsa a los RedBullse quejó el viernes y, aduciendo posibles roturas, logró un compromiso nocturno de la FIA para que en la calificación de sábado las mecánicas pudiesen soplar en frío (sin acelerar) sobre los difusores al 50%. Ayer, al conocer el cambio, varios equipos protestaron y la FIA dio marcha atrás: sólo se podría soplar en frío un 10 % (20% cuando el motor gire a 18.000 revoluciones). Tras la clasificación, nuevo cambio: nada de lo ordenado servía y en la próxima carrera, Alemania (24 de julio), todo seguiría como al comienzo del Mundial. A última hora de la tarde, la FIA, harta de torear con las escuderías y sus diferentes intereses, emitió una nota en la que asegura que 'serán los equipos los que decidan por unanimidad si los gases pueden soplar sobre el difusor y en qué porcentaje'.

Alonso resume el esperpento: 'Las regulaciones, cuanto más estables, menos confusión. Esto es un poco aburrido para el espectador'.

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