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El anochecer de los futbolistas

ALFREDO VARONA

En una sociedad, que ha puesto cerco a las prejubilaciones, el fútbol es una excepción. Los futbolistas casi nunca se retiran en el mejor momento, sino que aguantan, en muchos casos amparados por larguísimos contratos que firmaron en un momento feliz de su carrera.  Pierden protagonismo, pero no dinero. Todavía  actitudes como la de Carles Puyol, capaz de prescindir voluntariamente de dos años de contrato, no son las más comunes. No todos los futbolistas, sea por orgullo, por motivación o por dinero, piensan como él. 'Prefiero jugar un año dándolo todo que cuatro dosificando'.

En realidad, hablar de la prejubilación en el mundo del fútbol no es un tema tabú. El doctor Jorge Candel, que supervisó a la selección española campeona de la Eurocopa de Austria 2008,  lo admite con enorme naturalidad. 'Exigir a un jugador constantemente lo máximo es complicado', admite. 'El declive del futbolista aparece siempre. Pero sí es cierto que hay jugadores que no perciben esa situación de prejubilación y tienen que ser los de fuera los que empiecen a prejubilarlos'. En ese sentido el fútbol no engaña, plagado de jugadores importantes  como  Villa  en el Atlético, Etoo en el Chelsea o Xavi en el Barcelona que, a partir de una edad, que ya rebasa claramente los 30, no marcan tantas diferencias: se les dosifica más y hasta empiezan a quedarse, a menudo, en el banquillo.  Una situación que hubiese sido anómala en su mejor época, pero ¿y ahora? ¿Acaso es injusto hablar en estos casos de la prejubilación?

Los clubes, como empresas privadas, están en su derecho, pero ¿hasta qué punto  compensa al Atlético tener a un futbolista con el contrato de Villa que en dos partidos fundamentales, como los del Milán en Champions o el Real Madrid en Liga se queda en el banquillo? ¿Cómo aguantar la prejubilación de un futbolista, sea el que sea?  'Es algo que nunca se puede saber', responde Javier Irureta, que fue el técnico que hizo campeón de Liga al Deportivo. 'Yo veo el caso de Drogba que acaba de cumplir 37 años el mismo día en el que los cumplió Luque, un jugador que yo tuve en el Deportivo, que fue internacional y que se retiró hace tres o cuatro años. Sin embargo, Drogba sigue jugando y decidiendo partidos para el Galatasaray. Tiene esos recursos. Por tanto, ¿cómo vas a meter a todos los jugadores en el mismo saco por el hecho de que se hagan mayores?', matiza Irureta. 'Hay prejubilaciones y prejubilaciones'.

Una de ellas podría ser la de Etoo en el Chelsea que, a los 33 años, desafía a su condición de 'abuelo' cuando celebra los goles. 'Seguro que si comparamos al Etoo de ahora con el de hace cinco o seis años no tiene nada que ver', insiste Irureta. 'Igual es tan resistente como antes, pero no me hace falta comparar un vídeo de ayer con un partido de hoy para saber que no tiene esa velocidad que tuvo. Eso es algo que en los delanteros se nota enseguida. Por eso es hasta normal que un futbolista que empieza su carrera de delantero la acabe de central. Atrás se ve el fútbol de cara y no hace falta tanta prisa. De hecho, ha habido muchos más defensas campeones del mundo por encima de los treinta años que delanteros'.

El doctor Jorge Candel no establece fronteras. 'A partir de los treinta, el futbolista tiene menos capacidad de trabajo físico. Pero, ¡ojo!, eso tampoco significa que vaya a tener peor rendimiento. No hay una sola línea. Hay algunos futbolistas que tienen la prejubilación a los 30, otros a los 33 y algunos como Ibrahimovich, a lo mejor, empieza a los 37. Pero, en cualquier caso, eso es algo que no surge de la noche a la mañana, sino que es progresivo. El entrenador lo palpa en cuanto ese jugador no acepta las cargas de trabajo'. La pregunta entonces es qué sentido tiene seguir así. 'La motivación', responde el doctor. 'En última instancia, la motivación lo es todo: el hecho de que pasen los años y uno no sienta ese cansancio psicológico... Pensar por sistema que los treinta y tantos años son sinónimo de prejubilación es un error. Ahí está el caso de Chris Horner, que ha ganado la Vuelta Ciclista a España con 42 años'.

 Javier Irureta también se acuerda de Donato, que aguantó casi hasta los 40 años en el Deportivo. 'Yo quiero prejubilaciones así. Donato era un hombre que se hizo más consistente con los años. Cada temporada que pasaba se colocaba mejor en el césped: contrarrestaba las facultades que podía haber perdido. ¿Cómo ibas a hablar en un caso así de prejubilación?'. El doctor Candel se centra ahora en el ejemplo de Cristiano Ronaldo. 'Acaba de cumplir 29 años y sólo le falta uno para llegar a los 30, pero ¿cómo imaginar su declive?   Al contrario, porque, aparte de la genética, también influye lo que se cuida uno. En ese sentido sé, porque tengo compañeros que me lo han dicho, que Cristiano trabaja muchísimo, que duerme hasta doce horas diarias y esa es la continuación del entrenamiento. El entrenamiento no se acaba en la ducha, sino en el descanso'.

La prejubilación de los futbolistas, por lo tanto, no tiene una sola cara. DiStefano ha llegado a arrepentirse muchas veces de retirarse a los 40 años porque, según él, esa es la mejor edad para jugar al fútbol. Zidane, por ejemplo, prefirió hacerlo a los 33 en un momento espléndido, nada más terminar la final del Mundial de Alemania 2006.

En medio de todo eso, también es posible encontrar a Quique Setién, actual entrenador del Lugo y ex jugador internacional hasta la década de los noventa. 'De los 30 a los 37 años fue cuando más goce de la profesión de futbolista. Jamás jugué tan bien y tan seguido. Cuando todo  el mundo te empieza a tratar de veterano es cuando adquieres la estabilidad  necesaria para aprovechar al máximo tus cualidades. Con un poco de sacrificio en algunos aspectos importantes de tu preparación física, es suficiente para mantenerte a un nivel más que aceptable. A nadie se le acaban las fuerzas repentinamente'.

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