“Con el máximo respeto a todo lo conseguido anteriormente, el tiempo de los homenajes se ha terminado”. Un tanto alterado por el estreno, como el mismo reconoció, Del Bosque dio el pistoletazo de salida a su etapa: “El punto de partida es mirar para atrás con humildad. Lo que ha conseguido España trataré de conservarlo y potenciarlo. El camino a seguir ya lo marcó Luis”.

Del Bosque se echó una cabezada en el avión y a su lado estaba Fernando Hierro, el director técnico de la Federación que rehusó sentarse con los directivos y viajó en la parte trasera junto al nuevo seleccionador y los jugadores. En tiempos de Luis Aragonés esa imagen era una quimera.

La nueva era de la selección la entrena Del Bosque pero la planifica Hierro al milímetro, que también siguió el entrenamiento desde el banquillo y departió a pie de campo con Casillas, Alonso, Reina y Ramos, tres de los pesos pesados del vestuario. Su sombra parece más alargada que nunca, ahora que Luis ya no está.

En medio de esta nueva etapa, que se ha llevado por delante al utillero Félix a los doctores Candel y Jiménez, permanece la ola de admiración que levantaron los jugadores españoles en la Eurocopa. “Ya no somos los tapados, ahora se nota que nos respetan más”, dijo Torres, que dejó entrever la conversación que mantuvieron con el seleccionador: “Es un hombre humilde y la humildad fue una de las claves en la etapa anterior. Tendremos que aprender de él y acoplarnos”. “Son muy distintos. Es normal que con Luis estuviéramos muy identificados porque con él realizamos una etapa muy brillante”, dijo Casillas, el único de los 22 jugadores que ha estado bajo la tutela del anterior y el actual seleccionador.

Jugadores y entrenador están buscando ahora una simbiosis que les permita acoplarse cuanto antes. “Tenemos dos años para llegar al Mundial en plenitud y tratar de ganarlo”, concluyó Torres.