Hasta ahora, la cosa había ido así: el balón salía jugado de los pies de Valdés; pasaba por los de Abidal o Piqué y, con o sin otras estaciones, alcanzaba los de Xavi, que abría su abanico de posibilidades hacia la vertiginosa subida de Alves por el extremo derecho; o hacia la izquierda para asistir el letal olfato de Villa; o en busca de la genialidad de Messi, por el centro. Los movimientos estaban tan mecanizados, el dibujo tan bien trazado que no sería extraño apreciar cierto desconcierto generalizado cuando, esta tarde, el Barcelona dispute 'el partido del año' del Mallorca.

Porque, sobre el césped de Son Moix, no estará Puyol, como viene sucediendo desde hace más de un mes. Pero tampoco Valdés, lesionado como Xavi, el cerebro. Ni Alves, obligado a descansar por sanción. El Barça sin su columna vertebral. 'Las bajas no pueden ser una excusa para nada. Los que jueguen están preparados para ser titulares en el Barça y eso implica que tienen que hacerlo bien', asegura Pep Guardiola. 'No hemos ganado todo lo que hemos ganado sólo con 11 jugadores. Todos nos han ayudado', añade el técnico azulgrana, en un nuevo acto de fe en sus jugadores.

Eso, la fe, la confianza en los suyos, asegura Guardiola, es lo más importante para enfrentarse, mermado, a un rival que, sabe, le buscará las cosquillas. Los duelos con Michel Laudrup siempre han sido así: cuando dirigía al Getafe, un triunfo y un empate, y ahora que capitanea al Mallorca. Asistido por el también exazulgrana Miquel Ángel Nadal, Laudrup arrancó un empate del Camp Nou (1-1) y engrosó así su particular estadística: ninguna derrota ante el Barça en Liga.

'Siempre hay posibilidades de ganar, pero hay que creérselo; si no, no hace falta salir al campo', asegura Laudrup, que tampoco podrá contar con el lesionado Ramis. El danés tratará de mantener su buena racha ante el Barça, que ha ganado siete de sus ocho últimas visitas a Mallorca.