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El Barça no cede la fórmula

Los azulgrana fulminan al Madrid, castigado de nuevo por su incapacidad para frenar el juego interior local

GERMÁN ARANDA

Ni fútbol, ni baloncesto. El Madrid no lo consigue. Sin la existencia del Barcelona, tal vez se labraría una época dorada en los deportes de equipo reyes en España. Pero no. El conjunto azulgrana viene haciendo mejor las cosas y, con ciertos paralelismos, tiene la moral comida a su eterno rival en ambos deportes.

Llegaba el Madrid líder a Barcelona, por primera vez en mucho tiempo, y salió bien escaldado del Palau, como del Camp Nou, perdiendo también el liderato. El balance en el último año y medio es de 9 victorias y sólo una derrota de los azulgrana.

Dos hombres de la casa pusieron el espíritu en el bando local, uno con su acierto y el otro con sus revolucionadas culminaciones de contragolpe. En una ocasión importante, y con las sensibles bajas de Mickeal y Basile, supieron asumir la responsabilidad de atar el encuentro los catalanes Navarro y Grimau. Este último no es de la cantera azulgrana, pero sí es el merecido capitán del equipo. No es casual que, tras siete años en una plantilla llena de estrellas, no haya dejado nunca de ser una pieza importante, clave en ocasiones como ayer.

La victoria se cocinó por las dos aristas de Eslovenia. La gran actuación inicial de un Lorbek impecable y el acierto de Lakovic, que cogió por sorpresa al Madrid con diez puntos casi consecutivos. La anotación de ambos, hirientes desde el perímetro, no era sino la culminación de un juego colectivo mucho más rápido e inteligente en la selección de lanzamientos que el equipo de Messina.

Aunque Ricky se quedara al margen en el aspecto anotador (2 puntos) supo liderar los contraataques que marcaron la diferencia y romper la defensa madridista con sus cambios de ritmo de vértigo.

En la pintura, los centímetros de Vázquez y Perovic completaron el baile de salón de Lorbek y siempre fueron demasiado para el juego interior del Madrid, que llegaba tarde y mal a las ayudas. Para colmo, lo mismo aparecía Sada (2/2 en triples) para acabar de dejar impotente al rival. D'or Fischer y Felipe opusieron resistencia en la zona, pero quedó en evidencia que no pueden luchar con el interminable poderío interior del Barcelona. Los locales encontraron muchas más opciones interiores (74% contra 46% en tiros de 2) y , pese a probarlo por igual, tuvieron más acierto desde la línea de 6,75 (9/20 por 6/20).

Todo eso ya se vio desde el inicio, cuando el Madrid y Prigioni no pudieron cortar las alas de un Barça siempre dispuesto a correr, a revolucionar y a matar. Encendiendo a la afición, todo le resultó fácil al Barça desde que marcó el camino con el gran parcial inicial de 22-5. Sus pequeñas relajaciones, aunque coincidieran con reacciones del Madrid, nunca fueron suficientes para equilibrar un choque siempre desigual.

De poco le sirvió al equipo que Tucker o Sergio Rodríguez maquillaran sus respectivos números individuales. Aun sin la incidencia de los recientemente fichados Ingles y Anderson (que debutó sin demasiada incidencia en el marcador ni suerte), los azulgrana siempre mandaron. Al final, Morris se sumó a la fiesta, que se aviva cuantas más veces sonroja a su enemigo.

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