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El Barça vive en el éxito

Los catalanes llegan a la gran cita por cuarta vez consecutiva y optan al cuarto título del año.

MIGUEL ALBA

Pocas veces un equipo encuentra un estado natural tan cercano al éxito. Un ciclo que el buen método convierte en inagotable. Tan único que apenas aparecen comparaciones con el pasado. El Barça tiene el precedente en casa en 2003. El grupo de Pesic. El equipo del triplete (Liga, Euroliga y Copa del Rey), el sinónimo continuo del presente. De los hombres de Xavi Pascual. El Barça de los tres títulos (Supercopa, Copa del Rey y Euroliga) y las cuatro finales en el presente curso.

En Málaga, el Barça decidió tomar el atajo hacia el epílogo final de la ACB. Con la misma estadística que en los cuatro partidos previos de play off (como mínimo, una ventaja de diez puntos), pero con menos estética. Partidos como el de ayer quedan para el oficio y sus sinónimos: paciencia, sacrificio, creencia... Porque este Barça tiene la capacidad de mutarse hasta el infinito. Como si fuera un virus troyano. Sin firewalls que le cierren puertas. Su ataque al sistema operativo del baloncesto continental es global.

Convierte cada partido en un sabotaje a los sentimientos del resto. Como ayer le sucedió a Unicaja, a pesar de que la necesidad activó en seguida a los malagueños. Printezis manejaba el botón del on con el gen griego. El heredado de Galis, Giannakis o Fassoulas. Rictus de tragedia, como obligaba la carga facturada en Barcelona, y piernas de guerrero. Su compromiso con la escena arengaba el eslogan de sacrificio marcado por Aíto.

En la búsqueda del mañana, Unicaja hizo las paces consigo mismo. Se dejó las mil caretas que ha exhibido este año para confirmar que Málaga, a pesar de algún que otro petardazo (ausencia en la Copa del Rey), es la cuarta potencia nacional. El espíritu de Printezis activó en cascada a sus compañeros. Saúl Blanco, Freeland, Jiménez y, en especial, Neal encontraron en la cadencia de su exigencia el camino para llenar de reflexiones (la rotación entre Ricky, Sada y Lakovic fue constante) la estrategia del Barça. La alta intensidad defensiva, la alternancia inagotable de marcas en el marcaje individual (hombre alto frente a hombre bajo del Barça), la absoluta solidaridad en las ayudas y el liderazgo de Jiménez en el punteo de todos los balones que se movían por el centro de la zona malagueñadesactivaban el ataque de los de Pascual. Incluso, por momentos, el segundo mejor ataque de la ACB parecía aturullado.

Cada estirón (32-25, min. 15; 40-31, min. 19), todos ellos rubricados por Neal, convertían al Martín Carpena en una comunión de fe. Pero el Barça cambió de dinámica por culpa de Basile. El italiano ejerció ayer de Navarro. Con triples decisivos, con el tiro siempre necesario. Su defensa a Neal y un algún matiz más corregido por Pascual (convertir en ventaja el potencial en el rebote ofensivo y, a nivel defensivo, corregir la continuidad de Berni con Freeland) devolvieron al Barçaa la paridad (50-50, min. 27) con uno de los dos triples decisivos de Lorbek.

El segundo apareció a falta de 1:12. Un 70-76 fraguado en el exacerbado debate anotador de Neal con Basile, imágenes de bloqueos con una herida en cada choque y los recuerdos de pequeñas ventajas de Unicaja (68-64, min. 34) El hoy sólo existe para el Barça. Cuarta final consecutiva de la ACB. Su hábitat natural.

Unicaja (72: 21+19+19+13): Cook (5), Blanco (6), Neal (18), Printezis (7), Archibald (6)- cinco inicial- Welsch (0), Rodríguez (14), Jiménez (2), Rubio (0) y Freeland (10).

Regal FC Barcelona (82: 20+15+22+25): Ricki Rubio (5), Navarro (14), Mickeal (16), Lorbek (16), N?Dong (2)- cinco inicial- Lakovic (0), Vázquez (6), Sada (2), Basile (20), Morris (1) y Grimau (0).

Árbitros: Martín Bertrán, Conde y Bultó.

Incidencias: Partido correspondiente a la décima jornada de la Liga ACB disputado en el Palacio de los Deportes José María Martín Carpena (Málaga) ante 10.000 espectadores

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