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Con la bolsa a otra parte

La PGA australiana retira la invitación a John Daly para su próximo torneo

ALBERTO CABELLO

A Long John le van quedando cada vez menos amigos en el mundo del golf profesional. Hasta hace unos años, era un aliciente invitar a ese pegador tan feroz a un torneo, ahora más parece una pesadilla. John Daly tiene, de momento, complicado volver a un campeonato en Australia después de su incidente hace un par de semanas en Sidney. Por lo pronto, la jefatura del circuito oceánico le ha retirado la plaza para el Australian PGA Champion-ship que arranca hoy. 'No necesitamos esta clase de comportamiento, que desluce los logros de otros jugadores y la reputación de nuestros torneos', dice Brian Thorburn, director ejecutivo.

Desde Suráfrica, le ha llegado otra invitación para jugar, pero la ha desechado aludiendo que prefiere holgazanear un poco por Asia antes de volver a dar bolas la próxima semana en Hong Kong.

Lanzó seis o siete bolas al agua en Sidney y se largó del campeonato

La última bravata del dos veces ganador de Grand Slam sucedió en la primera vuelta en Sidney cuando mandó seis o siete bolas consecutivas, existen las dos versiones, al agua. Miró en la bolsa y descubrió que no le quedaban más pelotas, así que decidió recoger los bártulos, a su hijo que andaba por allí (no lo tiene escolarizado), a su novia y largarse del campo sin dar explicación alguna. Eso ocurrió en el hoyo 11; en el 10, había sido penalizado con dos golpes por golpear una bola equivocada desde el bunker. El estadounidense se montó en uno de los coches de cortesía del torneo y desapareció sin dar explicaciones.

Alguna dio en Twitter horas más tarde: 'Cuando las bolas se acaban, se acaban'. Esta semana ha disputado algún torneo benéfico aún por Australia y ha sido cuestionado otra vez por el incidente: 'Si analizas mis precedentes, puede ser algo malo, pero yo lo veo más como algo humorístico', dijo. En esa exhibición para obtener fondos, alguno de los participantes le regaló una caja de bolas en tono jocoso después de su espantada de Sidney.

Daly, de 45 años, presume de los pantalones más llamativos y de una trayectoria de genio. Ha reconocido en más de una ocasión sus problemas con el alcohol y el juego, además de ser asiduo a este tipo de espectáculos. Y en Australia saben bien de ello, hace tres años se encaró con un espectador, le arrancó la cámara de fotos y la estrelló contra un árbol. Al otro lado del mundo, en septiembre, lanzó su palo a un estanque en el Open de Austria.

 

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