Los números le acercaron ayer más al pensamiento (diez asistencias) que al físico (tres rebotes). Entre esa engañosa estadística y su obra de puntos (16), Bourousis retrató el debut del Madrid en la Euroliga.

Un equipo con más aristas por explotar desde fuera que por dentro. Con un comprensible déficit de madurez, por juventud y currículum (ningún jugador ha ganado esta competición), que le castigó cuando el marcador exigió veteranía. La puso Bourousis. El hombre que socavó el punto más débil del Madrid actual: Fischer y Garbajosa.

Los blancos empezaron, sin embargo, olvidándose del perímetro. Instalando la producción desde la zona griega. Un cuarto de pelea, en el que el Madrid afinó su defensa de ayudas y Olympiakos encontró una solución Bourousis ante Fischer y un problema entre sus ideólogos.

Spanoulis fagocitaba a Teodosic en la convivencia en pista y Papaloukas no encontraba ritmo ni afinidades. El Madrid se aprovechó de ese decalaje entre los pensadores de Olympiakos para explorar el perímetro y las ventajas.

Un triple de Felipe Reyes (19-28, min. 14) adornaba los momentos más estéticos del equipo de Messina. La buena dinámica se deshilachó tras una técnica al entrenador italiano que estrechó márgenes (30-30, min. 17), de nuevo con Bourousis de referente ejecutor.

Un rol anotador que fueron repartiéndose Teodosic y Nesterovic (51-41, min. 25), que respondieron Llull y Suárez, hasta que el Madrid se quedó en silencio y Olympiakos encauzó el partido tras un parcial de 15-0.