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Brasil muere en su portería

Holanda pasa a semifinales tras eliminar a la pentacampeona por dos errores defensivos

ALBERTO CABELLO

Kaká quiso ser Kaká en los minutos de descuento del último partido de Brasil en este Mundial. El paliducho buscó la pelota sólo en esa situación tan urgente. Ha perdido tanta confianza con la herramienta que ninguna de sus decisiones tuvo éxito. Con la cabeza hundida en el césped, escapó en dos zancadas del fracaso después de la derrota ante Holanda en cuartos de final.

La pentacampeona se marcha de Suráfrica de la forma más insospechada. Lo razonable era sonrojarla a base de su fútbol, de pelota. Ni más ni menos que por su propia historia. Pero no. Se va del campeonato por dos situaciones aisladas. La científica selección de Dunga, la del cinturón y el airbag, queda eliminada por una distracción al volante y a balón parado.

Los holandeses estaban preparando su propia sepultura cuando aparecieron los regalos. El equipo de nervios de acero y solvente se desquició ante la pifia en propia meta de Felipe Melo. Luego, Sneijder le puso el perejil a un córner horneado en el primer palo.

Fue el oasis de Holanda en medio de un desierto. Brasil se encargó de extinguir todas las virtudes de los naranja. Como era de esperar, Dunga hizo el partido para científicos. Había desmenuzado al conjunto europeo hasta su último átomo. A Robben, los defensas canarinhos, le adivinaban el pensamiento, le ofrecían salida por su zurda hacia el interior. Cebo para el extremo que siempre caía trampeado hasta por tres pares de piernas.

Robinho fue el depositario de la magia brasileña. Su ingenio sí que tiene licencia en este Brasil tan desnaturalizado. Se movió con inteligencia por todo el frente de ataque hasta que aprovechó un gran pase de Melo y el viaje a ninguna parte de Heitinga en busca de Luis Fabiano a 20 metros del área. El talentoso extremo del City solucionó con maestría el desastre defensivo holandés. El naranja más cercano a su portero fue Robben.

Era la metáfora perfecta para el encuentro. La tarde se movía en el tira y afloja entre las dos erres: Robben, Robinho. El brasileño alcanzó el cénit en la jugada más brasileña de su selección en todo el Mundial. Un doble regate inverosímil, un taconazo de Luis Fabiano y un disparo genial de Kaká. Stekelenburg salió en la foto con una parada voladora.

Tocó fondo, entonces, Robben. Sin embargo, todo cambió tras el descanso. Era su turno porque Holanda insistió con descaro en su slalom. En una de tantas faltas que le sacó a Bastos se preparó el primer gol. Julio César tuvo su idus de marzo en julio. Le acuchilló su silencio, no avisar de su salida. Melo cabeceó a portería el centro de Sneijder.

Brasil se arrugó, Felipe Melo se autoexpulsó y los holandeses encontró su manjar en el fútbol precocinado. Los de Dunga murieron con el pecho por delante, pero un valiente sin ideas resulta inofensivo.

Holanda: Maarten Stekelenburg; Gregory Van der Wiel, John Heitinga, Andre Ooijer, Giovanni Van Bronckhorst; Mark Van Bommel, Nigel De Jong; Wesley Sneijder, Dirk Kuyt, Arjen Robben; y Robin Van Persie (m.85, Jan Huntelaar). Seleccionador: Bert Van Marwijk.

Brasil: Julio César; Maicon, Lúcio, Juan, Michel Bastos (m.62, Gilberto); Gilberto Silva, Felipe Melo, Daniel Alves; Kaká; Robinho y Luis Fabiano (m.77: Nilmar). Seleccionador: Dunga.

Goles: 0-1, m.10: Robinho. 1-1, m.55: Felipe Melo en propia meta. 1-2, m.68: Sneijder.

Árbitro: el japonés Yuichi Nishimura expulsó a Felipe Melo (m.xx) por falta sobre Robben. Y amonestó a Heitinga, Michel Bastos, Van der Wiel, De Jong y Oojier.

Incidencias: partido de los cuartos de final disputado en el estadio Nelson Mandela, de Puerto Elizabeth, ante 46.732 espectadores.

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