Jiménez está en forma. El malagueño, de 46 años, se ha convertido de golpe en el número uno del golf español y aspira a seguir con su buena racha a partir de hoy en Saint Andrews, la cuna de este deporte. El Abierto Británico, el tercer major del año, arranca con la incógnita de si Phil Mi-ckelson será capaz de arrebatar de una vez a Tiger Woods el liderazgo mundial. España acude con bloque sólido de siete hombres. El objetivo es romper los 11 años de sequía para la Armada en torneos del Grand Slam.

El Abierto Británico regresa al mítico campo de Saint Andrews cada cinco años. Nadie ha logrado ganar por tres veces la Jarra de Clarete cuando este torneo recaló en la localidad escocesa, pero Tiger, que levantó este pequeño trofeo en 2000 y 2005, podría lograrlo si el domingo vence en esta 139ª edición. Aunque no atraviesa por su mejor momento de forma tras sus problemas matrimoniales, la motivación de hacer historia en el mítico campo escocés añadirá un plus de estímulo al californiano afincado en Florida. Tiger continúa pese a todo al frente de la lista mundial y se entrena desde el domingo sobre la hierba de St. Andrews. Si gana, habrá conseguido su cuarto triunfo en el British: también lo conquistó en 2006.

Los españoles afrontan el Británico con la mirada puesta en Miguel Ángel Jiménez, reciente vencedor del Abierto de Francia y actualmente sexto de Europa. El andaluz aspira a conseguir un resultado de relieve que ayude a contrapesar el declive del golf español, incapaz de ganar un major desde que José María Olazabal se enfundó su segunda chaqueta verde en Augusta, en 1999.

Las continuas decepciones protagonizadas por Sergio García en los últimos meses (hace sólo medio año el castellonense era segundo en la lista mundial) han situado el liderazgo del golf español en el maestro del puro y en Álvaro Quirós. España completa su representación de este año con Juan Manuel Lara, Alejandro Cañizares, Nacho Garrido, Fernández-Castaño y Sergio García. Siete hombres en busca de un sueño.

Conquistar la jarra de plata sería una sorpresa y una enorme alegría para el golf español, demasiado necesitado de un gran éxito.