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El broker del fútbol

Granada y Elche se juegan el ascenso

ALBERTO CABELLO

La biografía de Gordon Gekko, el protagonista de la película Wall Street, y la del propietario del Granada, Quique Pina (Murcia, 1968), ofrecen algunas líneas paralelas. Talento y habilidad para las transacciones financieras, compra y venta de activos, movimientos con capitales de riesgo y maniobras económicas. Uno en el mundo de las finanzas y el otro en el del fútbol también coinciden en haber escalado desde la base la pirámide del éxito. El murciano ha pasado de dar patadas a un balón en el césped a controlar todo lo que tiene que ver con el fútbol ajeno a esa colisión entre pierna y balón.

El personaje de ficción y el real no le pierden el ojo a la ropa de marca, los coches caros y las buenas fiestas, aunque Pina sólo reconozca que ha organizado un par de ellas sonadas. 'Mi lujo es vivir día a día como me gusta. No estoy sujeto a horarios, voy donde me apetece y como y ceno en buenos sitios', admite sin pudor.

Exjugador, agente de futbolistas y olfato para la compraventa de equipos. Como presidente del Granada afronta a partir de esta noche una histórica eliminatoria a doble vuelta ante el Elche en busca del ascenso a la Liga BBVA.

A la vera de la Alhambra hablan maravillas de él. En Murcia, donde dejó a medias el proyecto del Atlético Ciudad, las opiniones bailan. 'A mí, los jugadores, cuando son padres, como Dani Benítez, me llaman para contármelo', cuenta orgulloso. Inquieto mercader, su nombre ha estado relacionado en los últimos años con casi todos los equipos con el cartel de se vende al sur de Murcia. Quique Pina, por ejemplo, es en Cádiz un nombre con el que a los futboleros se les hace la boca agua. '¡Ay!, si hubiera comprado el equipo', se lamentan. En sus mejores sueños disfrazan a los jugadores del Granada con la camiseta amarilla en busca de ese futuro prometedor. Negoció para comprar el Cádiz, dicen que también el Xerez, el Orihuela...

'Cuando llevemos un minuto en Segunda, me conozco y estaré pensando en Primera, y luego pensaré en Europa'. Como la de Gekko, la ambición del empresario murciano tampoco tiene límites. Esa fue su frase al convertirse en propietario del Granada en Segunda B. Cerró la operación de compra junto a su socio Gino Pozzo, hijo del propietario del Udinese. Ambos clubes están unidos en un acuerdo de colaboración que trae y lleva jugadores de uno a otro.

Este tipo de personajes jamás se conforma. Aún no ha terminado una tarea cuando ya piensa otra. Reconoce que echa de menos más ayuda de las instituciones granadinas y que tarde o temprano buscará otro puerto. Esa es la carga de Pina, los políticos son reacios a una foto con él. El cargo público se aleja del éxito y dinero rápido de este negocio. Como Gekko, Quique Pina siempre es incómodo.

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