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El campeón 12+1

Marc Márquez redondea, en una carrera conservadora, el primer pleno de títulos mundiales de un país en un mismo año. Al catalán le bastó ser cuarto: antepuso la gloria a la carrera y eludió el cuerpo a c

MIGUEL ALBA

La gloria siempre empequeñece el presente. Perdura a todo. Reactiva los recuerdos cuando estos han perdido ya las sensaciones del momento, cuando la emoción efímera de un título mundial desaparece tras la descarga de lágrimas, gritos y sonrisas. Allí, en medio del paddock de Cheste, entre el jolgorio de abrazos y la adrenalina descontrolada, Marc Márquez era el más tranquilo de todos. Ponía quietud a su momento. El fin de la transición entre el sueño y la realidad. Entre el presente y la gloria. 'Ahora me siento increíble', explicaba el chaval, preparado para el momento desde hace 14 años.

Marc alcanzó el 1 sintiéndose infiel durante las 20 vueltas. Siendo dócil a los mensajes desde su muro. Haciéndose el despistado ante los rebufos que le mostraba Terol. 'Durante los entrenamientos, ya me han leído muchas veces la cartilla porque me marcaban una posición y yo la rebajaba', descubría con tono de pillo. 'P3 (puesto 3) OK ', le insistía la pizarra ante el ventajoso dibujo de carrera. Primero, Smith,escapado desde la primera curva; segundo, Terol, incitando el pique con Márquez; tercero, el propio Marc, pasota ante todo lo que no fuera acabar.

'Tenía ritmo para ganar, pero lo más importante era conseguir el título', se sinceraba el de Cervera para explicar su falta de combatividad. La apuesta era clara. La gloria frente al presente. Por eso, apenas amagó adelantar a Terol en un par de ocasiones. Al dúo se unió Pol Espargaró, disparado tras su mala salida. Otro rival al que Márquez le abrió la puerta a falta de nueve vueltas. Incluso le animó a adelantarle. 'P4 OK', bendecía el muro.

'Las últimas vueltas se me han hecho bastante largas', insistía Márquez, espectador lejano del duelo que Pol ganó a Terol por el segundo puesto. 'Cometí un error en la chicane de subida', reconocía Nico, obligado a la pose del subcampeón. 'Estoy satisfecho con el año porque he subido mucho mi nivel', asegura. El próximo año seguirá en 125 cc en busca del 1.

Al otro lado del circuito, Márquez explotaba de emociones. Encendía una traca, se abrazaba con dos muñecos que componían un 93, su número, de donde salió un pequeño 1 entre tanta efusividad, y se desmelenaba. 'Estaba fuera de mí', reconocía el decimotercer campeón español de una historia compuesta por 35 títulos mundiales. Tres de ellos festejados con la bandera que exhibió Marc en la vuelta de honor. 'Crivillé me la pasó a mí y con ella celebramos aquellos títulos en 1999', contaba Emilio Alzamora, su mánager.

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