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Casillas, una Liga en blanco

El portero cumple hoy ante el Betis 38 jornadas sin jugar ni un minuto. Contrasta con su buena racha en Copa y Champions, donde lleva 502 minutos imbatido

JORGE YUSTA

Un 23 de enero de hace un año una jugada fortuita cambiaría de forma radical la carrera profesional de Iker Casillas. Un choque con Álvaro Arbeloa le provocaba una fractura en el metacarpiano. Desde aquel fatídico minuto 18 en el partido de Copa contra el Valencia se apagaría, en parte, la buena estrella que había acompañado al cancerbero de Móstoles. El mismo que se hiciera con la titularidad en el Mundial 2002 debido al infortunio de Santi Cañizares con un frasco de colonia. El mismo que en la final de la Champions de ese año deslumbraba tras sustituir a un lesionado César Sánchez. 

Tres días antes disputaba, también ante el Valencia, el que sería su último partido de Liga hasta el día de hoy. El Real Madrid ganó 0-5. Era la jornada 20 de la temporada 2012/13. Han pasado ya 38 jornadas de Liga sin que Casillas haya vuelto a disputar un solo minuto oficial en el campeonato doméstico. Este sábado (16 horas) contra el Betis, Iker cumplirá un año en blanco. Ni en sus peores pesadillas podría haberse imaginado tal adversidad. 

La suplencia que había sufrido en diciembre de 2012 en el partido ante el Málaga ya hizo presagiar la tormenta que posteriormente se iba a desatar entre el portero y el entrenador, José Mourinho. Tras conocerse la lesión de Casillas el club se apresuró a buscar un recambio del agrado del técnico portugués. Diego López fue el elegido. Conocía la casa, alto, con buen manejo de los pies... El gallego asumió la difícil misión de sustituir al capitán bajo los palos mientras se recuperaba. Pero Mourinho tenía otros planes. Los que pasaban por aprovechar la lesión de Casillas para no volverle a dar una oportunidad más. El desencuentro ya es de sobra conocido y salpicó a otros jugadores, como Pepe, que tras salir a defender a su compañero en un partido ante el Valladolid levantó las iras de Mou.

Pero Mourinho se fue. Y la situación de Casillas varió sustancialmente con la llegada de Ancelotti. Su decepción fue mayúscula cuando el italiano dejó claro que su portero titular en el comienzo de temporada era Diego López. Le gustaban más sus condiciones y también se imponía el momento de forma. El nubarrón sobre la cabeza del capitán se agrandó con el Mundial en el horizonte. Sin minutos en el Real Madrid, Del Bosque terminaría por rendirse a la evidencia. Perderse el billete para Brasil es un supuesto que no pasa por la mente de uno de los mejores porteros del planeta. Por eso, en octubre se marcó un plazo para intentar resolver su situación. 'Si en tres meses la situación no cambia, pensaría en irme', aseguró. Las ofertas de equipos grandes para fichar en invierno no se harían esperar.

Pero Ancelotti, en una decisión salomónica y haciendo gala de su fama de pacificador, le dio la titularidad tanto en la Liga de Campeones como en la Copa del Rey. Una solución a medias que de momento han atado a Casillas al club de su vida. Y él ha respondido. Ha jugado 10 partidos en total. Seis de Champions y cuatro de Copa. Y tan solo ha recibido cuatro goles en contra. El último, el 27 de noviembre. Fue el que le anotó Umut Bulut en el minuto 38 del encuentro ante el Galatasaray en el Santiago Bernabéu correspondiente a la fase de grupos de la Champions. 

Casillas se ha puesto las pilas. Entrena para conseguir convencer a Ancelotti de que puede competir también en la Liga, cambio que en estos momento se antoja imposible. Mientras, el madrileño responde de manera sobresaliente en los torneos que disputa. Ni el Xátiva, ni el Copenhague y Osasuna han sido capaces de marcarle. Desde entonces, han pasado 502 minutos sin recibir un gol. A punto está de superar su anterior récord de imbatibilidad, que estableció en 520 minutos. Pero para contabilizar esos 19 minutos que le faltan tendrá que esperar hasta el martes, cuando volverá a ocupar la portería blanca en Copa ante el Espanyol en la ida de los cuartos de final (21:00 horas). El año 2014 ha comenzado 'con buen pie', como declaraba hace poco. El nacimiento de su hijo Martín y los partidos acumulados han devuelto la sonrisa a Iker. La Liga, sin embargo, es una espina que todavía sigue clavada.

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