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Otro castigo al crédito de Álvarez

Trezeguet y Drenthe liquidan a la enésima versión del Sevilla

ALBERTO CABELLO

De la grada al campo, del banquillo al césped, de la lista de transferibles al equipo titular. Antonio Álvarez ha escrito mil veces la primera línea de su novela. Todas han acabado en la papelera. Ninguna de ellas ha convencido al autor. La versión pervertida del refresco de la plantilla y la rotación deriva hacia los palos de ciego y las inseguridades. Cada estreno es un retrato de la desorientación del Sevilla en este arranque de la temporada.

El animoso Hércules incidió todavía más en este desconcierto. La victoria en el Camp Nou le ha arrebatado el miedo a su comparecencia en Primera División después de más de una década. Fue aquella victoria una dosis de autoestima y la creencia en el método imprescindible para todo aquel equipo que pretenda conservar la categoría tras un ascenso.

Son convicciones, como las que tuvo el Racing de Santander el jueves en el Pizjuán, que se encuentran con las mayores de las incertidumbres. Como la del sevillista Acosta, un argentino casi inédito en los dos últimos años, que se mostró incapaz de resolver un mano a mano de lo más ventajoso con Calatayud en el primer latido del encuentro.

En el Hércules hay dos tipos también con déficit de domingos. A Drenthe le quedó ancha la camiseta del Real Madrid. No dio la talla. Trezeguet es un estrella venida a menos en las últimas temporadas con la Juventus. Ambos son las estrellitas del equipo, los que podrían mirar por encima del hombro a sus compañeros, pero no parece el caso. El interior y el delantero se han enganchado al tren de Esteban. El holandés ha actualizado su perfil de extremo incisivo. Encara con decisión, centra con tino. Al lateral Dabo le dio la tarde. Trezeguet es puro gol. Necesitó muy pocos toques para liquidar el partido con sus dos goles. Con uno más en el segundo tiempo casi remata su gran tarde con el tercer tanto. Ambos se bastaron para abanderar el segundo triunfo prestigioso de los alicantinos en el curso.

El Sevilla tuvo la posesión, algunas ocasiones claras, pero falta fe en cada acción. No da la impresión de equipo compacto, cada jugador gobierna su taifa. Falta un líder que encauce el juego. Salvo Zokora y Alfaro, Álvarez remodeló toda la línea central. El indulto a Luis Fabiano sirvió de muy poco. Ni le llegan demasiados balones, ni tampoco está para muchas cosas el brasileño. Al entrenador de Marchena ya le quedan muy pocas teclas por tocar. Los disparos ya le llegan por todos lados al pianista.

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