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Atlético El Chelsea se lleva la victoria del Wanda Metropolitano en el descuento

El Atlético cuaja un partido lleno de sufrimiento, que termina en una cruel derrota cuando el partido expiraba (1-2). El gol de penalti de Griezmann solo fue un espejismo. Primero Morata, y al final Batshuayi dieron el triunfo al cuadro londinense.

Los jugadores del Chelsea celebran el gol de Batshuayi ante el Atlético. /REUTERS

Iñaki Dufour (EFE)

Un estresante ejercicio de supervivencia terminó sin un solo punto para el Atlético de Madrid, derrotado en la última jugada del partido, con el 1-2 de Michy Batshuayi, pero desbordado mucho antes, por momentos de forma apabullante, por el Chelsea, dominador y ganador de todos los aspectos del encuentro.

Ni siquiera el 1-0 del conjunto rojiblanco en el primer tiempo, con un penalti transformado por el francés Antoine Griezmann, alteró un duelo que siempre se movió al ritmo que quiso y propuso Eden Hazard y el equipo británico, que igualó a la hora del choque por medio de Álvaro Morata antes del golpe definitivo. Y merecido.

Muy pocas veces en la era Simeone, el Atlético ha sufrido tanto un partido; menos aún sentirse tan maniatado, tan desbordado, tan descontrolado y tan amenazado tanto rato. Un paso por detrás de su adversario, en cada sector del campo, sometido indiscutiblemente por el Chelsea, muchísimo la primera media hora, menos más adelante.

Hazard y Morata, una pesadilla para el Atlético

Porque la intención inicial del Atlético de agitar el duelo a toda velocidad, desde el primer segundo, encontró una respuesta rotunda en el conjunto británico y, sobre todo, en el belga Eden Hazard, liberado entre líneas y un jeroglífico de difícil resolución para el bloque rojiblanco más allá del inicio. Todo el primer tramo.

No sólo él, porque el equipo inglés demostró todas las cualidades que se le presuponen a un reciente campeón de la 'Premier' y a un grupo dirigido por un técnico como el italiano Antonio Conte, pero principalmente él, cuando contactó con el balón, por un lado o por otro; cuando condujo vertiginoso, cuando regateó, cuando conectó...

En diez minutos, Simeone había movido tres veces su estructura de medio campo y delantera, primero con cuatro centrocampistas, después con tres, de nuevo más tarde con cuatro... Y en trece minutos, sin una sola ocasión del Atlético, sin una sola parada de Thibaut Courtois, el Chelsea había contado ya cuatro ocasiones de gol.

Todas entre Morata, con dos disparos cruzados, y Hazard, con un tiro desviado y un derechazo impresionante, que dibujó una leve parábola y que impactó contra el poste, después de tocar en un rojiblanco, con el esloveno Jan Oblak inmóvil ante tal trallazo, con el Atlético inquieto como nunca ante tal panorama, pero superviviente inesperado con todo lo que supone.

Porque el equipo madrileño recompuso su figura instante a instante, pasito a pasito, aún lejos de su nivel, aún por debajo del Chelsea, aún con un remate más de Morata que repelió Oblak, pero ya ni tan superado ni tan agobiado ni con tanto estrés, más contundente y, a la vez, más vigilado y menos protagonista el ingenio de Hazard.

Griezmann puso la esperanza

Y porque David Luiz, en el minuto 38, cometió una torpeza en el otro área: agarró en un saque de esquina al francés Lucas Hernández, que terminó por los suelos. El árbitro Cunet Cakyr decretó penalti. Indudable por el reglamento e indudablemente riguroso por todo lo que sucede en las áreas en cada partido y no se sanciona casi nunca.

Desde los once metros, Antoine Griezmann transformó el primer remate del Atlético en todo el duelo. Un resultado increíble al descanso visto lo visto todo el tramo anterior y que aún pudo serlo más, porque minutos después del 1-0, un alivio incalculable para el equipo rojiblanco, Saúl rozó el 2-0 al cierre de la primera parte.

Ni siquiera así, en ventaja, con tantos y tantos partidos que ha manejado con astucia una vez abierto el marcador, pudo contener el Atlético al Chelsea... Y a Hazard, sublime de nuevo. A su paso salió Juanfran, a la ayuda del lateral Correa y Koke, todos impotentes ante el centro perfecto del belga y el testarazo de Morata (1-1).

Aún a media hora del final, demasiado tiempo para la carrera de supervivencia sobre la que se movía el encuentro para los locales y que concluyó sin éxito en el minuto 94, en la última acción del choque, cuando Michy Batshuayi culminó el 1-2 en una jugada colectiva, precisa, incontestable hasta para la fe del Atlético, reducido, como muy pocos rivales han conseguido, por el Chelsea.

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