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Contador dinamita la Vuelta y se corona como líder en Fuente Dé

El ciclista de Pinto se impone en un puerto de segunda categoría a Purito Rodríguez, que perdió 2.37 minutos en la meta y se ve como se le escapa inesperadamente el maillot rojo. Valverde aprieta y consigue auparse al segundo puesto e

CARLOS DE TORRES (EFE)

Un ataque kamikaze de Alberto Contador (Saxo Bank) en el Collado de la Hoz, a 52 kilómetros de meta, ha reventado la Vuelta a España y le ha otorgado al madrileño la roja, rubricando con un triunfo memorable la etapa disputada entre Santander y Fuente Dé, en la que claudicó Purito Rodríguez (Katusha), ahora tercero de la general al ser superado también por Alejandro Valverde.

Contador dinamitó la Vuelta con un ataque lejano que concluyó con victoria en solitario en Fuente Dé, donde aventajó en 6 segundos a un grupo compuesto por Alejandro Valverde (Movistar), Sergio Henao (Sky) y Gorka Verdugo, y en 2.38 minutos a Purito, quien admitió haber perdido la Vuelta.

'Voy a luchar hasta el final', dijo en la víspera, pero pocos esperaban su explosión en un puerto anónimo de Cantabria de nombre premonitorio para Purito: el Collado de la Hoz. A un kilómetro de la cima se desató la locura. Todo o nada. A por él, se planteó un Alberto Contador herido, que nunca muerto. El madrileño ya hizo de fisonomista en el primer puerto, el Collado de Ozalba, donde detectó caras de sufrimiento. Purito daba señales de debilidad, y el de Pinto olió sangre. Eso le dio datos y le alteró el ánimo.

En La Hoz salió disparado, y en ese ataque enseguida vio cómo Purito no daba respuesta. No era el líder lapa que se pegó a su rueda en todos los puertos anteriores, en aquellos muros en los que incluso le había comido la moral el ciclista catalán. Ese movimiento tenía una continuidad preparada, pues en la escapada que marchaba por delante había dos hombres del Saxo, Jesús Hernández y Sergio Paulinho, y además un viejo amigo y ex compañero, el italiano Paolo Tiralongo, ganador de una etapa en el Giro 2011 gracias a un regalo de Contador. Ambición desmedida. Los 6 segundos de bonificación del esprint intermedio de Potes los agarró Contador.

'A todo gas, compañeros', fue la orden. Y así fue. Mientras Purito se desangraba poco a poco, impotente ante la avería que se avecinaba, Contador salió 'convencido, como en el ataque en Alpe D'Huez del Tour 2011', aunque aquel día no le sirvió de nada. Era el inicio de una escapada de 50 kilómetros hacia la gloria. 'Sin comer, un poco hacia lo desconocido,' ya que su idea por la mañana era probar a tres kilómetros de Fuente Dé.

Primero a remolque de sus compañeros de equipo y luego de Paolo Tiralongo, Contador fue alejando a Purito, quien contó con el apoyo de Losada hasta que éste se hundió. El jefe se quedaba solo. Y perder la Vuelta ya no era el único daño posible, sino que también estaba en juego la segunda plaza, ya que Valverde fue remontando hasta unirse a los hombres intercalados, y con la ayuda de Intxausti y Quintana se puso a tiro de piedra de Contador.

El ascenso a Fuente Dé, largo, de 17 kilómetros, pero suave en sus rampas fue un camino hacia la gloria para el pistolero de Pinto. Más de dos minutos de ventaja sobre Purito. Por detrás Valverde iba recortando como una lima. Quería la etapa, pretendía el segundo escalón. Se convirtió en Balaverde pero se quedó a 6 segundos de la victoria.

Había llegado antes Contador, eufórico. Tres gritos al aire, enfrente de una muralla natural que adorna los majestuosos Picos de Europa, pura roca, como la moral del nuevo líder, que ya no depende de la Bola del Mundo. Depende de su ventaja: 1.52 minutos a Valverde y 2.28 a Purito. Encarriló su segunda Vuelta. Ya ganó en 2008, cuando cogió el maillot oro en el Angliru y no lo soltó hasta Madrid.

No ha sido una victoria cualquiera. 'Es una de las tres más importantes de mi carrera, junto a la que logré en 2005 después de superar mi enfermedad y la París Niza de 2007'. Pero la de Fuente Dé la recordará siempre. A sus 29 años, y después de tres de sequía en las grandes, vuelve por sus fueros. De momento, y salvo sorpresas, la bola cae de su lado.

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