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El culebrón del Liverpool y la paciencia de Benítez

Las disputas entre los dos propietarios del club, sus reuniones secretas con Klinsmann y los rumores de nuevos compradores avergüenzan al presidente honorífico y llenan de incertidumbre el futuro de Benítez

AGENCIAS

Con el Liverpool en las semifinales de la Liga de Campeones por tercera vez en cuatro temporadas, la directiva del club de Anfield vive un particular culebrón que 'avergüenza' a su presidente honorífico, David Moores, y siembra de dudas el futuro en Anfield del técnico español Rafa Benítez.

A una semana de la primera eliminatoria contra el Chelsea en la Champions, una repetición de los duelos librados en 2005 y 2007 entre ambos equipos, la encarnizada 'guerra civil' que enfrenta en la entidad a sus dos propietarios, los estadounidenses Tom Hicks y George Gillett, se ha convertido en comidilla de tabloides.

Cuando Hicks y Gillett compraron el club en febrero del pasado año, con un 50 por ciento cada uno de participación, aseguraron que su prioridad sería 'ganar, jugar con pasión, mantener el respeto por la tradición y dejar un legado'. Ahora, su incesante batalla de gestión desdibuja los méritos deportivos del equipo.

Las diatribas del club han provocado que la progresión europea de este conjunto haya quedado relegada a la sombra de los trapos sucios que sacuden sus altas jerarquías. El deporte ha pasado a un segundo plano, el primero copado con la árida relación de sus dueños, deteriorada hasta tal extremo que ambos la califican de 'impracticable'.

No ayudó el que por los feudos de Anfield merodeara hasta hace bien poco un grupo inversor, el Dubai International Capital, al acecho para adquirir la entidad, ni la reciente petición de dimisión que envió Hicks por escrito al director ejecutivo, Rick Parry.

Las cuerdas se tensaron al límite cuando Benítez descubrió que Hicks y Gillett se habían reunido en secreto con el alemán Jurgen Klinsmann, nuevo entrenador del Bayern de Munich, para discutir la posibilidad de que el germano suplantara al madrileño al frente de las riendas del equipo. En esa ocasión, el punto de encuentro fue Nueva York.

Pero hubo, además, una segunda cita a espaldas del madrileño en la residencia de verano que tiene Hicks en California el pasado noviembre. Lo que el ex valencianista no supo hasta el domingo fue que Rick Parry, con el que ha tenido sus más y sus menos durante el mercado de traspasos, estuvo presente en la primera de las charlas. La puntilla al culebrón. La noticia cayó como un chorro de agua helada en la cara del madrileño, que se apresuró a exigir 'respuestas' y definirá qué rumbo tomar al término de la 'Champions'.

Parry salía al paso mostrando una total disposición a sentarse tranquilamente con el entrenador español y 'aclarar' un asunto que está cobrando dimensiones de teleserie americana. Según el rotativo británico Daily Mail, 'la institución que una vez se distinguió por su discreción a la hora de resolver negocios se ha convertido en una vergüenza. Es un caos de mala gestión administrativa que avergüenza todo lo que Anfield representa'.

Mientras que el presidente honorífico del Liverpool, David Moores, siente bochorno y asegura que esta comedia le 'avergüenza', la prensa acusa al club de solventar sus asuntos 'por megafonía'. Cuando el Liverpool sueña con ganar otra Copa de Europa, la fractura que divide a sus altas esferas crea una confusión que perjudica a seguidores, jugadores, entrenador y directivos.

Con razón Benítez considera que su posición ha sido 'socavada' en demasiadas ocasiones. Irónicamente, el español recaló en el Liverpool huyendo de problemas con los altos mandos valencianistas y visto lo visto, una vuelta a España en verano podría convertirse en su opción más atractiva, con el Real Madrid, el Atlético de Madrid, el Barcelona y el mismo Valencia interesados en sus servicios.

 

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