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Fin a una década de austeridad

La compra por 50 millones de euros del alemán Özil acaba con una década de estrecheces económicas del Arsenal. Supone un golpe simbólico y anímico para los 'gunners', al acercarles a los mejores equipos e

EDUARDO ORTEGA

Cuestionado como no ocurría hacía mucho por los escasos movimientos este verano de un club ávido de títulos desde hace años, el francés Arséne Wenger (Estrasburgo, 1949) afirmaba el pasado domingo que aún podían hacer un gran fichaje antes de que se cerrase el mercado el lunes, 'siempre y cuando no sea una locura'. El entrenador del Arsenal acababa tirando la casa por la ventana, al pagar alrededor de 50 millones de euros al Real Madrid por Mesut Özil.

Considerar una locura desembolsar tal cifra por uno de los mejores jugadores y con más clase de Europa estaría lejos de la realidad futbolística. No obstante, esa afirmación es actualmente bastante cuestionable en el norte de Londres. Hace mucho tiempo que no ven por el reciente Emirates grandes dispendios, como los de su inmensamente rico vecino, el Chelsea de Abramovich.

Pero no siempre fue así. En los albores de la Premier League, en 1995, pagaban al Inter 7,5 millones de libras (lo que ahora serían cerca de 9 millones de euros al cambio) por el holandés Dennis Bergkamp, convirtiéndose en ese momento en el fichaje más caro de la historia de la liga inglesa. Vendrían más tarde traspasos mucho más astronómicos, los petrodólares o los jeques.

Mucho antes de ellos, Wenger construiría un Arsenal mítico con un once con el que ganaría varios títulos y tres ligas y que muchos casi pueden recitar de memoria, integrado por nombres como Adams, Anelka, Vieira, Overmars, Petit, Thierry Henry o el propio Bergkamp. Un equipo erigido a base de jugadores casi anónimos entonces para la imensa mayoría de aficionados, pero no para el técnico francés, profundo conocedor de las jóvenes promesas mundiales y de la cantera.

Sin embargo, diez años después de su llegada, y tras una de las épocas más gloriosas de la historia del club, al Arsenal le llegaba la hora de ajustarse el cinturón para amoldarse a su nueva situación financiera, mientras el resto de grandes clubes europeos se gastaba enormes cantidades de dinero. La construcción de un flamante estadio y la demolición del tan mítico como pequeño Highbury de toda la vida -donde en su lugar se erigieron unos apartamentos de lujo- abrieron un nuevo abanico de oportunidades a los gunners -más capacidad, mayores ventas, más publicidad-, pero también la necesidad de pagar la deuda contraída por edificar el nuevo Emirates Stadium, al que se mudaban en 2006.

Ni siquiera la irrupción en 2011 del multimillonario estadounidense Stan Kroenke -casado con la hija de un cofundador de Wal Mart, dueño de los Denver Nuggets de la NBA y de varios equipos de la NFL y la NHL- como máximo accionista del club evitó que el Arsenal tuviera que acudir a chollos y oportunidades para hacer un equipo 'resultón' tras la salida de sus más grandes futbolistas. Jugadores como Cesc, Nasri, Adebayor, Ashley Cole, Kolo Touré, Henry o Van Persie se fueron dejando supuestamente las arcas gunners repletas, pero los aficionados no veían todo ese dinero traducido en grandes fichajes.

Arribaron grandes jugadores como Rosicky, Cazorla, Arteta, Podolski, Arshavin o el irregular Giroud. Una suerte de clase media futbolística que, si bien podía soportar el nombre del Arsenal, apenas podía competir por los títulos locales y europeos. La mayoría cortados por un mismo patrón: un coste cercano a los 15 millones. Para hacerse una idea de lo que recientemente ha sido la economía del Arsenal, los cerca de 17 millones pagados por el controvertido delantero ruso Arshavin en 2009 supusieron el fichaje más caro de la historia del club.

Özil ha costado el triple que el anterior fichaje más caro, Arshavin

El lunes el Arsenal se gastaba casi el triple por Özil, un paso importantísimo, mucho más que simbólico, para el aficionado gunner. Un golpe sobre la mesa y en el mercado de Wenger. Todo un mensaje. Algo así como un 'hemos vuelto'. El francés, como buen licenciado en Economía, ha tenido que sacar casi de donde no había en el Emirates para superar las estrecheces todo este tiempo. Por eso el galo, pese a no ganar nada en ocho años, sigue teniendo tanto crédito en Londres. Porque a pesar del escaso margen económico de maniobra, ha logrado mantener al Arsenal en la élite inglesa y europea.

Con el alemán esperan dar un importante salto de calidad, formando un centro del campo tan diabólico como genial con Arteta, Cazorla, Wilshere y Ramsey. A falta de un delantero de garantías, se antoja complicado que puedan luchar por la Premier y la Champions. Sin embargo, la llegada de Özil puede ser la primera piedra de un nuevo e ilusionante proyecto de Wenger -el número 17- con el que, al fin, ganen la ansiada Copa de Europa.

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