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Antes del pisotón y el cochinillo

A.L.M.

Quienes se rasgan las vestiduras por la temperatura del clásico desconocen o desprecian la historia de una rivalidad descarnada. La primera gran bronca es anterior a la propia Liga (1928-29). Sucedió el 15 de abril de 1916, en una semifinal del llamado Campeonato de España que necesitó un cuarto partido de desempate. Poco antes del final de la prórroga (2-2 al minuto 90), los azulgrana abandonaron el campo como protesta ante dos goles del Madrid que ellos creían ilegales.

En el partido de ida de la semifinal de la Copa, disputado el 6 de junio de 1943, en el antiguo estadio de Les Corts, la agresiva actitud del público barcelonés acobardó al Madrid, que perdió 3-0. En la vuelta se produjo la mayor goleada de la historia del clásico, 11-1 favorable a los blancos, y la prensa catalana denunció que los jugadores azulgrana habían sido intimidados por la Guardia Civil. El escándalo fue tal que el Gobierno de Franco forzó la dimisión de los presidentes de ambos clubes.

Justo 27 años después, el 6 de junio de 1970, el Barça ganaba 1-0, en la vuelta de la Copa, cuando Rifé derriba a Velázquez fuera del área, Guruceta señala penalti y Amancio empata. Los azulgrana amagan con retirarse, una lluvia de almohadillas inunda el Camp Nou y el árbitro suspende el choque.

El 5 de noviembre de 1990, en la ida de la Supercopa, Urizar expulsa a Sotichkov y este le pisa. El Madrid gana 0-1 y Hugo Sánchez, goleador blanco, se despide del Camp Nou tocándose los genitales de forma provocadora hacia el público. Siete años después, también en Supercopa, a Roberto Carlos, un mechero lanzado desde la grada le abre la cabeza. Ya en Liga, el 13 de octubre de 1999, el Barça ganaba 2-1 hasta que Raúl anota el tanto del empate final y, llevándose el índice a los labios, manda callar a los 100.000 espectadores presentes. Un silencio que se volvería tormenta de furia con el regreso de Figo vestido de blanco el 21 de octubre de 2000. No fue hasta el 23 de noviembre de 2002, cuando una cabeza de cochinillo, entre una lluvia de objetos, cayó cerca de Figo en un córner.

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