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Duelo en el OK corral

 

 

ANTONIO SANZ

Se presentó España dispuesta a borrar de la retina el mal paso dado en el estreno. La inquietud reinaba en la candidata al trofeo. Del Bosque aspiraba a subsanar de cuajo las dudas de un país que tan pronto asciende sin pudor al carro, como luego es capaz de situar chinchetas para bloquear el éxito. Por eso, no importaban las consecuencias, ni siquiera girar con brusquedad el volante o tal vez renunciar al sello de identidad. La necesidad apremia y lo básico, sencillamente, consistía en sumar de tres para alcanzar con vida a Chile.

España venció para sobrevivir, ganó para continuar. El grupo necesitaba reponerse del varapalo, y por aquí trabajó el seleccionador. Se visionó el partido de Suiza hasta en tres ocasiones y el debate nacional del doble pivote murió cuando Busquets y Xabi aprobaron con nota, según el criterio del que manda. Sí se concluyó que era clave sumar goles, de ahí que retornara la dupla de arietes, y se apostó por abrir el campo desde el principio, también en el tramo ulterior, con el plan del extremo. Con todo, España debió retratarse en goleada, pero nos persigue el desacierto.

España ganó a Honduras para sobrevivir, para continuar

Torres ha sido señalado como uno de los más errados. La buena noticia, incluso para los detractores del ex rojiblanco que amanecieron ufanos, es que la rodilla funcionó y que el chico no sintió ni un amago de desequilibrio en la articulación. Villa nos sujeta ahora, pero no olviden que el Niño aparece siempre. Es cuestión de esperarlo. Como también aguardó su ocasión Luis.

El Sabio opinó con honestidad de La Roja. Si no llega a ser sincero también le habrían fusilado al amanecer por cobarde. Aragonés lanzó serios avisos a la línea de mando. Dos concretos: la arrogancia con que apareció España y la pobre lectura del partido. Del Bosque lo encajó con entereza pública, pero con profundo malestar interno. Sobre todo porque le pilló a pie cambiado.

Al seleccionador le robó la cartera un colega y esa liturgia era catecismo. Aquellas heridas regresan con esta afrenta. Pero como sabiamente admitió Vicente: 'España, una'. No habrá duelo de pistoleros... de momento.

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