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Zubizarreta: “Messi nunca me sugirió fichajes para el Barça”

Ascendió con Clemente, vivió el motín del Hesperia, triunfó con el Dream Team de Cruyff y después lo defenestró. Fracasó, como todos, con la selección española y después ejecutó desde la planta noble los éxitos del Barça de Guardiola y Luis Enrique

Andoni Zubizarreta, en un momento de la entrevista. REPORTAJE FOTOGRÁFICO: JAIRO VARGAS

MADRID.- Andoni Zubizarreta (Vitoria, 1961) es un hombre en plural. Aunque se haya sentido solo en algunos momentos muy específicos, como las dos salidas traumáticas del Barcelona, él intenta no ser nunca protagonista. Es un hombre de club. "Siempre entendí que esto del fútbol es una cosa de muchos", afirma. Como el fútbol tiende a ser poco justo con los jugadores, y en especial con los porteros, algunas actuaciones suyas que más se recuerdan son el gol que Savicevic le metió con un globo en la final de la Copa de Europa de Atenas o el tanto en propia puerta contra Nigeria en el Mundial de 1998. Pero Zubi nunca dijo una palabra más alta que otra. "No he tenido ningún homenaje desde que me retiré, ni ningún reconocimiento por los cien partidos con la selección, pero tampoco lo reclamé nunca", asegura sentado en el sofá de un hotel, con un traje negro, al igual que la corbata, y camisa blanca. La misma elegancia que vistió como máximo responsable futbolístico del Barça, del que salió por la puerta de atrás hace poco más de un año pese a que tuvo que lidiar con la enfermedad de Tito Vilanova, la de Abidal, la marcha de Pep Guardiola o la de Valdés. Y el equipo siguió compitiendo y ganando sin cambiar el estilo.

-Ha vivido ya la cara del fútbol desde casi todos los ámbitos posibles: jugador, directivo y comentarista. Le falta el banquillo y poco más.

Y también hice prensa y gestión, porque llevé el Estadio Olímpico de Sevilla durante un año. Son diferentes caras de lo que tiene el fútbol. Y te permite ver ese otro lado que muchas veces nosotros no conocemos. En el de ahora, de comentarista, llegas antes al estadio, ves todo lo que se mueve en los medios, que la gente de fútbol no lo solemos ver porque sólo nos ocupamos del balón, del césped y de poco más. Te permite completar tu mirada, pero al final tienes que elegir una. Pero eso también te permite ver al jugador con todos los elementos que tiene a su alrededor. Porque el futbolista ya no sólo es el futbolista; ahora es también su empresa, su gente, su agente, sus derechos… Es un poco como un cubo de Rubik con muchas caras.

-En su primera etapa como futbolista fue portero de aquel Athletic que ganó dos Ligas, una Copa y una Supercopa.

El Athletic es mi equipo. Cuando jugaba al fútbol de chaval, yo quería jugar ahí y ser como Iribar. O mejor dicho: como deseaba ser como Iribar, quería jugar en el Athletic. Estaba en el Alavés, donde conocí a Jorge [Valdano], y en el momento en que yo me incorporé al Athletic, para mí fue como cumplir un sueño de niño. Cuando firmé, en agosto, tenía un hueso del pie roto. Me acuerdo de llegar a Lezama y desde el fondo del pasillo venía un señor muy grande, que era Iribar. Me recibió y estuvimos hablando. Empecé en el Bilbao Athletic, donde estaba Javi Clemente, que luego nos subió a muchos al primer equipo. Y luego vino todo lo demás. Fueron cinco años maravillosos.

-¿Cómo era Clemente en las distancias cortas? ¿Era tan polémico como siempre se vio?

No, yo creo que Javi siempre ha sido una persona muy directa. En esta sociedad, donde a veces hay que ocultar, disfrazar, suavizar las expresiones… Javi era mucho más directo y claro. Su primera época, de la que yo le conozco como entrenador, acabó con su famosa destitución. Se deshace el equipo que había sido campeón. Yo tengo un pensamiento de que una parte de la responsabilidad era, evidentemente, de todos los que estábamos ahí dentro, pero también de los que tenían que tomar decisiones sobre aquello y que las fueron demorando. Cuando vas demorando las decisiones, van empeorando; generalmente, mejoran pocas y empeoran casi todas. Para mí, siempre fue alguien que en el momento en que yo comencé decidió ponerme como portero en el Athletic, con 19 años y sin ser de la cantera. Y en los momentos más difíciles siempre ha estado ahí, siempre me ha dado un voto de confianza. Eso es algo que para mí es de valorar en un mundo tan variable y voluble como el fútbol. Otra cuestión es que yo con Javi haya tenido discusiones y debates o que le haya parecido mal alguna cosa que yo hiciera. Es lo que conlleva una relación de diecisiete años -desde 1981 a 1998, cuando me retiro-.

-Su sueño era ser como Iribar en el Athletic, pero da el salto al Barça.

Yo pensaba que iba a ser como él, en el sentido de su trayectoria. Para mí, los clubes son las personas. Cuando me preguntan que defina al Athletic, les digo: “Pues miras a Iribar y para mí eso es el Athletic”. Entonces, ese era mi plan: ser portero del Athletic durante dieciocho años, hasta que me saquen de aquí [risas]. Sin embargo, en 1986 me traspasan al Barça en una negociación que, vista con los ojos de hoy en día, no tiene ningún sentido. Yo era un jugador libre, porque acababa mi contrato, pero decidí que si el Barça quería algo tenía que ponerse de acuerdo con el Athletic, que le contestó que me traspasaba. Eso me sorprendió y me enseñó algunas cosas con respecto a la vida.

Andoni Zubizarreta, en un momento de la entrevista. REPORTAJE FOTOGRÁFICO: JAIRO VARGAS

-¿Qué cosas?

Que a veces las cosas que das por seguras, por firmes, por sólidas… Cada uno dentro de su situación tiene sus motivaciones para tomar sus decisiones. A veces las decisiones no son tan lineales como “quiero” o “no quiero”. A veces tienes que hacer cosas que igual tampoco te apetece tanto hacer o que no son las que te gustaría. O igual es un momento económico difícil y necesitas ese dinero para que ayude a los siguientes proyectos. Me enseñó que, evidentemente, hay una parte romántica, esa parte de nuestro club que muchas veces los seguidores consideramos idealista, y luego está el día a día, que es mucho más normal que lo que pasa en las empresas o en las familias. Lo que sucede es que a veces queremos mantener ese mundo del fútbol como ideal, como si en ése no ocurrieran las cosas que a uno le suceden en su día a día.

Luego, cuando estás ahí dentro, te das cuenta de que te pasan las cosas del día a día y de que se parecen bastante. En el Athletic aprendí que siempre que llega una situación de esas [su marcha], el club como institución siempre está por encima, porque representa a mucha más gente. Y eso, para un club como el Athletic en aquellos años ochenta en Euskadi, que era una situación dura y difícil, pues era un elemento de sujeción social. Es algo que hay que tener muy en cuenta. Y alterar ese tipo de ecosistemas por una situación egoísta… Creo que hay que tener esa mirada más completa de la que hablábamos y entender que esto es de muchos más que de ti solo.

-Desembarca entonces en el Barça en un momento muy inestable con Núñez al frente, antes de Cruyff.

Llego a un acuerdo con ellos el uno o dos de mayo, el mismo día que el Atlético jugaba la final de la Recopa contra el Dinamo de Kiev. Tres días más tarde, se disputaba la final de Sevilla contra el Steaua. Nosotros habíamos pactado ese acuerdo y entre todos decidimos mantenerlo en secreto hasta después de aquel partido, pero un directivo del Athletic lo filtró y salió en todas partes. El Barça acabó perdiendo la final contra el Steaua, con lo cual mi presentación no fue un escenario de vino y rosas, sino más bien todo lo contrario.

-En 1988 se produce el motín del Hesperia. Se enfrentan a Núñez, éste despide a media plantilla y usted se libra.

Lo recuerdo como algo sorprendente. También nos tenemos que poner en aquel año, con un movimiento sindical y un modelo fiscal que aún se estaban asentando. Entonces no estaban tan claros los contratos. Fue una situación que nos quitó mucha energía porque había que llegar a acuerdos para transformar uno a uno los contratos de cada uno de los que estábamos allí. Nosotros decidimos hacerlo como equipo, para que la solución fuese buena para todos. Y para mí ese es el espíritu de un vestuario. Cuando teníamos la solución y ya parecía cerrada, el club decidió dinamitarlo todo a última hora y generó la consiguiente rueda de prensa. Había mucha tensión.

Fue un año muy, muy difícil; veníamos del arrastre de esa final ante el Steaua que dejó muchas heridas. Se fue Terry Venables y vino Luis Aragonés. Cada entrenamiento empezaba con una reunión para charlar sobre lo que habíamos hablado con los abogados. Al final, Núñez firmó a Johan [Cruyff] como entrenador y prácticamente quedamos menos de la mitad de la plantilla anterior. [Se pone a pensar antes de enumerar] Quedamos Alexanco, Urbano, Roberto, Calderé –que luego se fue al Betis-, yo… y no sé si alguno más. Cuando a veces me hablan de que los futbolistas no entendemos cuando en las empresas se producen los expedientes de regulación, yo les explico que alguno de esos he vivido. Aunque con unas cifras que no tengan nada que ver con la vida normal. Lo nuestro fue prácticamente un ERE, dicho de otra manera. [Sigue dándole vueltas a la lista de los que permanecieron] Estaba Gary Lineker también, y creo que esos éramos.

-¿Hay un fútbol antes de Cruyff y otro después? ¿Inventó el fútbol moderno?

Esa es una buena pregunta. Si me voy a la historia del Barça, nos dice que, en los cincuenta, el Barça de las cinco copas, de los Kubala y compañía, jugaba con el balón o en torno a él. O sea, hay una cierta cultura del juego que tenía que ver con eso. Luego, el fútbol evolucionó hacia una práctica más física e intensa. Entonces, ese fútbol de juego fue diluyéndose, excepto en algunos momentos. Dentro de aquello, Johan representa la recogida de esa cultura que ya había conocido cuando fue jugador y lo que él traía de Holanda de su proceso de jugador y de reflexión, de sentir el fútbol de una manera determinada.

Él trasladó eso, y además con la determinación de alguien que es Johan Cruyff y que entiende que lo que él piensa es como es el fútbol. Y tenía una personalidad absoluta para mantenerlo en el tiempo. Pero luego era suficientemente flexible para, en la final de Wembley, poner a Juan Carlos de lateral izquierdo y que siguiera siendo el Barça en su perfil de juego. Entonces existía la teoría de que el Barça era el que jugaba bien, el irregular, el que perdía los títulos en los campos pequeños; y el Madrid, el que se llevaba los títulos, el competitivo, el que ganaba las Ligas. Y claro, ese Barça que consigue ganar Ligas y la Copa de Europa consolida que con una propuesta de buen juego también se puede llegar a los objetivos grandes.

Andoni Zubizarreta, en un momento de la entrevista. REPORTAJE FOTOGRÁFICO: JAIRO VARGAS

-En cuatro años tuvo dos despedidas dolorosas. La del Barça, en 1994, y la de la selección, en 1998. ¿Cuál le dolió más?

La despedida de la selección la elegí yo. Un año antes, durante el verano de 1997, le dije a Javi Clemente que tenía en la cabeza que no sabía si iba a durar mucho más allá del Mundial. Aquel final fue bastante decidido por mí, bien porque llega el momento y ya ves que no, bien por un cúmulo de cosas. Sí es verdad que uno sueña con despedirse como lo hizo Zoff, ganando la Copa del Mundo y hacer una rueda de prensa de despedida. Como al final las cosas generalmente son más normales que los cuentos que nos solemos hacer, te metes un gol en propia meta el día de Nigeria y todo se tuerce mucho y acaba con una eliminación en la primera fase. En la última rueda de prensa leí un texto y al final me fui con el aplauso de aquella sala, cuando además había muchos para los que no era el portero o la persona que más les gustara, precisamente. También en Tenerife hice algo similar, en mi último partido de Liga con el Barça, y dije que no iba a volver a jugar en la Liga. Y también me llevé eso. No he tenido ningún homenaje desde que me retiré, ni ningún reconocimiento por los cien partidos con la selección, pero tampoco lo reclamé nunca. Siempre entendí que esto del fútbol es una cosa de muchos.

La salida del Barça me dolió desde el momento en que fue después de una derrota extremadamente dolorosa. Y que en aquel momento un club como el Barça dijera que no quería que siguieses, en el mercado futbolístico sonaba como: “Uff, qué le pasa a este tío como para esto…”. Entré, como has visto, después de una derrota dolorosa y me fui después de otra dolorosa como la de Atenas. En aquel momento te sientes extremadamente solo. Yo nunca tuve ni he tenido agente y me preguntaba: “¿Ahora qué hago? ¿A quién tengo que llamar? ¿Cómo cuento esto? ¿Quién se entera? ¿Quién negocia por mí? ¿Quién me ayuda a buscar un equipo?”. Además venía el Mundial y fue una situación compleja, seguramente la más difícil que he vivido desde el punto de vista futbolístico. Al final el Valencia me ofreció un proyecto y pasé allí cuatro años extraordinarios.

-Y sufrió a Ronaldo.

Sí, en un partido en el Camp Nou en el que nos hizo tres goles. Hay un encuentro en el que él andaba con una molestia atrás, parecía que estaba lesionado. De pronto le dan un balón, encara por el medio, entre Patxi Ferreira, Engonga y compañía, y pasa por ahí como si fuera un tren. Me hizo el gol aquí a la izquierda [se señala la zona por donde pasó]. Fue un jugador de esos únicos, con una relación con el gol impresionante. Y, además, con carácter de competidor, pero también con buen carácter; era un tío agradable, no un broncas. Y en el campo era un portento.

Andoni Zubizarreta, en un momento de la entrevista. REPORTAJE FOTOGRÁFICO: JAIRO VARGAS

-Muchos años después llega a la dirección deportiva del Barça, tras pasar por la del Athletic. Y se enfrenta a la salida de Guardiola.

Si yo me voy a lo que pasó, que fue una decisión que tomó Pep, entre todos intentamos que esa decisión se llevase de la mejor manera posible y hacer la transición de la mejor manera posible. Esos son los hechos. Luego te puedes pones en la revisión, en pensar hasta qué punto podría haber hecho algo, lo que fuese, por evitarlo. Como en todas las relaciones que se rompen, uno tiene una cierta sensación de que tal vez alguna cosa… Pero no me culpabilizo, aunque sea mi mayor derrota. Yo llevaba la dirección deportiva del fútbol y además tenía una relación personal con Pep muy directa y próxima. Entonces, ahí se juntaban dos cosas a la hora de decidir. Al final, también es verdad que era su decisión y había que actuar sobre ello. Siempre suelo decir que es una mentalidad muy de portero, porque a veces nos vamos a casa con la sensación de que podíamos haber hecho algo en el penalti que nos han tirado, que ha entrado por la escuadra. Y luego piensas: “Pero tío, si te lo ha metido por la escuadra, ¿qué vas a hacer?”. En el fondo, fue su decisión, que tomó libre y responsable, y punto. A mí me tocaba, desde el punto de vista del club, intentar que su salida fuese buena -y yo creo que fue muy buena- y que la transición deportiva también lo fuera –y lo fue-.

-Pep vive el fútbol de una manera muy intensa. Quizás aunque lo hubiera convencido de quedarse, no hubiera aguantado mucho.

Igual lo hubiese convencido y a los dos meses hubiésemos estado pensando en que por qué no hicimos lo anterior. Siempre piensas en positivo, pero también hubiese podido ir a peor de haber continuado. Hubiese podido degenerar… Yo recuerdo el último partido contra el Málaga y el homenaje de la gente a Pep, algo que no era fácil porque se nos fue la Liga, la Champions, ganamos la Copa contra el Athletic –como siempre últimamente-. Y aún así, la salida y el tránsito fueron buenos.

-Se enfrentó a mil y un contratiempos: la marcha de Guardiola, la de Valdés, la enfermedad de Tito, su muerte, la enfermedad de Abidal, la sanción de la FIFA, los distintos casos judiciales...

Lo único que le decía a Roberto Fernández [actual director deportivo del Barça] cuando estuvimos cenando, lo que le deseaba, es que todas las situaciones que se encontrase fueran futbolísticas. Incluso el cambio de entrenador, que en un club grande como el Barça es complicado, pero es sencillo con respecto a lo que tiene que ver con lo personal. En la situación de Tito, por ejemplo, o la de Abi, las conversaciones con ellos son muy duras. Para ellos y para ti. [José Ramón] De la Morena me dijo que la rueda de prensa en la que comunicamos lo de Tito fue magnífica. Lo fue, pero desde el punto de vista de la comunicación; desde el punto de vista personal fue durísima. Yo creo que la mitad de mis canas vienen de ahí. Porque no estás hablando de un jugador que se retira por una lesión y podrá hacer otras cosas. Y eso tiene un desgaste que va más allá de lo profesional. Pero en el fondo es otra vez un aprendizaje de vida; te vas encontrando con las situaciones, las puedes pensar, planificar, pero al final la vida siempre te sorprende con cosas. A nosotros nos vinieron muchas, pero la sensación es que desde el punto de vista del modelo, pese a todas esos momentos tan convulsos, con sus altos y sus bajos, el club superó todo aquello con buena nota.

Andoni Zubizarreta, en un momento de la entrevista. REPORTAJE FOTOGRÁFICO: JAIRO VARGAS

-¿Por qué no se explicó bien y claro desde el principio todo el asunto del fichaje de Neymar?

Porque la operación en realidad es como es. Lo de qué va dónde, por qué, si hay un contrato de imagen, si no es un contrato de imagen, si no se qué… Desde el punto de vista del auditor, la operación está perfectamente hecha. Otra cuestión son las interpretaciones desde el punto de vista fiscal, si una cosa es una cosa y otra es otra. Ahí ya no me meto. Es la decisión que se tomó y ya está. Si hubiésemos sabido todo eso hace no sé cuántos años, no sé si se hubiese decidido lo mismo o no.

-¿La prensa lo ha tergiversado?

No, no. Lo que pasa es que se han interpretado las cosas. Y desde el punto de vista de la interpretación de las cosas, es posible que haya alguien que considere que una cosa es traspaso cuando puede ser bonus. Son cosas tan técnicas que cuando la sacas de la discusión de los técnicos y sale a la luz pública, ahí el proceso opinativo es… Pero eso pasa en todas las cuestiones que tienen que ver con la economía.

-Cada día los medios deportivos hablan de que tal jugador o tal persona viene o vendría recomendado por Messi. ¿Messi tiene un poder en el Barça más allá del juego?

¿En qué sentido?

Andoni Zubizarreta, en un momento de la entrevista. REPORTAJE FOTOGRÁFICO: JAIRO VARGAS

-¿Alguna vez ha sugerido nombres o fichajes?

No, nunca. Nunca. Ni directamente a mí ni a través de. Lo que pasa es que si esto es un equipo y tienes algo excepcional dentro de él, pues evidentemente tienes que gestionar sabiendo eso que tú tienes. Eso es evidente. Es como cuando Pep decía que lo importante es que Leo esté contento, porque si lo está… Y también lo dicen Xavi, Puyol, Iniesta, Busquets o Neymar. Y eso no significa que cada uno de ellos no haga su juego, sino que tienen en cuenta que poseen un elemento que es excepcional. Ese es uno de los aspectos que dentro de tu proceso de toma de decisiones necesitas tener en cuenta: qué tienes en tu equipo, qué elementos pueden ayudar al desarrollo del talento que tienes dentro del equipo.

Pero ese es un elemento de análisis mío, una variable que yo tengo que tener en cuenta en mi análisis. Pero no porque él me diga algo. No soy tan ignorante como para saber que eso es un elemento que está ahí. Lo veo. Y ni siquiera en esa clase de situaciones ese tipo de jugadores que son tan grandes tienen un proceso de ejecución de su poder desde ese punto de vista. Ya saben quiénes son. A ningún entrenador se le ocurriría poner a Leo Messi de lateral izquierdo; no necesita decirle al entrenador que es delantero, sería absurdo. En este caso, lo mismo; si ya sabes que tienes ese elemento dentro del equipo, trabajas con esa variable. Pero eso no te condiciona a tu mejor decisión. A mí nunca me ha condicionado a mi mejor decisión deportiva respecto al entrenador, fichajes o bajas. No.

-¿El Barça le va a echar de menos?

Es muy grande como para echar en falta a un profesional. Supongo que alguno de los que está dentro, algunos amigos que tengo por ahí, sí que me echará de menos algunos días. Sobre todo cuando llevaba las galletas y el café a la oficina.

Andoni Zubizarreta, en un momento de la entrevista. REPORTAJE FOTOGRÁFICO: JAIRO VARGAS

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