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Toda España estalla de júbilo

Millones de españoles se echan a la calle para celebrar por todo lo alto la conquista del Mundial de Sudáfrica

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Cientos de banderas ondean en Madrid durante la final del Mundial entre España y Holanda

Hugo Jiménez

Más de 100.000 aficionados se congregaron ayer en las inmediaciones del paseo de Recoletos para seguir el partido en las pantallas gigantes que dispuso el ayuntamiento. Los aficionados hicieron de la final una fiesta y poblaron las calles más céntricas de la capital desde horas antes del inicio del partido. La emoción que tuvo el partido provocó que más de cien personas tuvieran que ser atendidas por emergencias debido a casos de lipotimias y úlceras. Casillas e Iniesta fueron los dos jugadores más aclamados de La Roja durante el partido, especialmente el albaceteño por su gol in extremis. 

Noelia Román

Congregados por primera vez en este campeonato ante un par de pantallas gigantes, unos 75.000 seguidores de La Roja se concentraron en la plaza Espanya, desde donde se desplazaron hasta la plaza de Canaletas para festejar su primer título mundial. Banderas y camisetas de la selección tomaron desde primera hora de la tarde la plaza y se extendieron por los aledaños y el resto de la ciudad, cuando el derechazo de Iniesta les hizo vibrar como nunca antes lo habían hecho con la selección. Los cohetes se dispararon entonces, junto a las bocinas de los coches, llevando su alegría por toda la ciudad. 

Alberto Cabello

La bolea de Andrés Iniesta refrescó a los miles de sevillanos que se dieron cita en las pantallas instaladas en la Isla de la Cartuja y en la plaza de España. A pesar de los 40 grados, muchos aficionados inundaron desde horas antes las calles para celebrar esta fiesta. Los gritos de alegría y las banderas se agitaron al viento cuando el jugador manchego conectó ese centro de Fernando Torres. Nada más acabar el partido, el centro histórico y las principales fuentes se llenaron de gente joven con ganas de darse su primer baño con España como campeona del mundo de fútbol. 

Salva Torres

“Lo que la selección ha unido que los políticos no lo separen”. La pancarta en un balcón cerca de la playa de la Malvarrosa se divisaba desde la explanada del edificio Veles e Vents. Allí se congregaron miles de jóvenes con neveras, banderas, abanicos, trompetas de aire y caras pintadas para ver el partido en pantalla gigante. Cuatro horas antes ya llenaban las gradas. También los aledaños de Mestalla, cerca del bar de Manolo el del bombo, se tiñó de rojo. La explosión de fuegos artificiales llegó con el gol salvador de Iniesta. La plaza del Ayuntamiento estalló de alegría con el tanto.

Guillermo Malaina

España no levanta pasiones en Bilbao como en Madrid, Zaragoza, Sevilla o Santander. Ni banderas españolas en los balcones, ni zonas públicas desbordadas por seguidores entregados. Tampoco había una gran pantalla para seguir el partido, de modo que los bares se convirtieron en el único lugar público para ver la final. Ahí eran mayoría los seguidores de España. Llegó el pitido final y, como tras el partido contra Alemania, la céntrica plaza Moyúa congregó pronto unos cientos de seguidores con camisetas de la selección para celebrar el primer Mundial de La Roja. 

Mario Leis

Desde el lejano mayo de 2000 A Coruña no vivía una celebración futbolística del tamaño de la de ayer. La fiesta se acercó a la de la Liga del Depor y superó de largo a la de la Eurocopa en 2008. Medía hora antes del partido ya no se veía ni un adoquín de la plaza de María Pita, convertida en una manta roja y amarilla. Las cifras hablan de 20.000 coruñeses. La marea se desparramó por los callejones de La Franja, de Riego de Agua y la Puerta de Buenos Aires. Después del partido la fiesta se desplazó a la plaza de Cuatro Caminos.

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