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España, tras la estela de la URSS y Yugoslavia

Pau Gasol, como Sabonis y Petrovic, lidera otra selección mítica

GONZALO CABEZA

Todo empezó en 1999 en Lisboa, donde unos niños nacidos en el 80 ganaban el Mundial junior de baloncesto. Felipe Reyes, Pau Gasol y Juan Carlos Navarro, miembros de aquella selección, consiguieron el domingo su séptima medalla en un gran campeonato. Doce años de éxitos que han puesto a su generación entre los mejores combinados de siempre en el baloncesto europeo.

La discusión se resume a dos equipos míticos, que cambiaron la manera de concebir el baloncesto. Son la URSS y Yugoslavia de los años ochenta, dos equipos plagados de figuras y nombres para el recuerdo con los que hoy España ya puede medirse. El baloncesto ha evolucionado desde aquel Mundial de Colombia del 82 del que surgió Sabonis, la figura que mejor explica el éxito soviético.

Al igual que soviéticos y balcánicos, La Roja es ya una referencia

La escuela balcánica tiene la primacía en este punto. Aunque sólo sea por Drazen Petrovic. El genio de Sibenik es uno de los jugadores más distinguidos de la historia del baloncesto gracias a su increíble tiro, además de su enorme capacidad competitiva. La historia no terminaba en él, Kukoc, Paspalj, Perasovic, Danilovic o Djordjevic también eran grandes tiradores exteriores. En el bando soviético, nombres enormes como Kurtinaitis, Homicius o Marciulonis daban el perfil de jugador completo y podían cambiar un partido con su tiro.

En España, la nómina es menor, pero Navarro puede entrar en la competencia con cualquiera. El escolta ha demostrado en Lituania su enorme capacidad tanto para tirar como para penetrar. Lejos de él se coloca Rudy, más especialista en otras dimensiones.

Las similitudes técnicas y tácticas también se aprecian en el palmarés

Muchos son los jugadores que han dominado el baloncesto desde debajo de la canasta. La altura no es una cuestión menor en un deporte en el que la canasta se sitúa a 3,05 metros del suelo. España, Yugoslavia y la URSS han lucido piezas valiosas en la zona.

Sabonis es uno de los mejores jugadores de la historia. El lituano era una enorme mole de 2,20, pero no sólo de fuerza bruta. En su primera época, como en el Mundial de Colombia del 82, era un animal físico, capaz de correr la pista de lado a lado y destrozar tableros con sus mates. Las lesiones no le respetaron, tuvo graves problemas en un talón de Aquiles creados en ocasiones por forzar en situaciones límite con la selección. Sabonis supo reinventarse. En sus últimos años dominaba sin casi moverse porque era listo, un buen tirador y un excelente asistente desde la zona. Es el más destacado gigante soviético, pero no el único. En los años de dominación estuvieron allí otros como Tkachenko, Tarakanov o Belostenny.

En Yugoslavia, Divac comandaba el juego interior. Era un buen anotador, muy grande, con buenos movimientos y también poseía una buena visión de juego. Su pareja habitual era Radja, otro superclase. Desde el banquillo miraba un especialista defensivo, Vrankovic.

Y España tiene a Pau Gasol. Es el mejor jugador de su generación y un factor determinante. Mide 2,15, pero sus largos brazos hacen que intimide aún más, es un excelente anotador con buen tiro desde casi todas las posiciones cercanas a canasta y tiene recursos infinitos. Lo más impresionante es lo liviano de sus movimientos a pesar de su gran tamaño. También tiene una buena visión de juego. Le acompaña en la titularidad su hermano, Marc, con peores movimientos, pero que sabe encontrar la canasta, tiene buena capacidad de pase y es incluso mejor reboteador.

Los jugadores españoles suelen remarcar la amistad como un motivo de éxito. Pau Gasol es íntimo de Navarro y hermano de Marc. Calderón, director de juego, conoce a los dos primeros desde la juventud, como también pasa con Felipe Reyes. Rudy y Ricky compartieron inicios en el Joventut y se adaptaron sin problemas al grupo. Algo similar le pasaba a la selección yugoslava, que coin-cidió en la victoria en varias generaciones juveniles y pudo hacer un equipo unido hasta que la desintegración del país terminó con la selección y con varias amistades como la de Divac y Petrovic. El periodo de la URSS fue más largo y menos plácido, pues las diferencias regionales hacían más habituales las creaciones de clanes por países y los problemas políticos llevaban a conflictos de algunos jugadores para acudir al equipo.

Las selecciones antes tenían más peso y eran impensables las ausencias de grandes jugadores. La URSS consiguió en los años ochenta dos Europeos (81 y 85), un oro olímpico en el 88 (el boicot les impidió cruzarse con Jordan en Los Ángeles 84), un oro mundial en el 82 y una plata en el 86. El equipo se cuidaba al máximo e incluso equipos como el CSKA dejaban de jugar la Copa de Europa para que la selección se preparase.

Yugoslavia tiene en su haber una plata en los Juegos de Seúl, el Mundial del 90 y los Europeos del 89 y 91. Su legado quedó cortado por la guerra, en los Juegos de Barcelona Croacia, una de las repúblicas desmembradas, se llevó la plata. Serbia, la otra gran potencia, no participó por sanción diplomática.

España con Gasol ha ganado un oro mundial (2006), dos Europeos (2009 y 2011), una plata olímpica (2008) además de dos platas y un bronce más en el torneo continental.

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