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El Espanyol sueña
con su gran noche

Los pericos se conjuran en su estadio para hacer bueno el 1-1 de la ida y disputar la final de la Copa del Rey. El Athletic, más cansado, tampoco quiere dejar pasar la oportunidad.

Víctor Sánchez celebra su gol en San Mamés. /REUTERS

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"¿Qué pasará? ¿Qué misterios habrá?". Eso se preguntan los jugadores del Espanyol, imitando a Raphael, para contestarse que ésta puede ser su gran noche. La noche en la que el club perico vuelva a una final de la Copa del Rey, ante el Athletic de Bilbao.

Desde la final de la UEFA de Glasgow, en 2007, el club blanquiazul no vivía unas sensaciones similares. Todos los estamentos están muy implicados en el torneo copero y confían en que el equipo muestre su mejor versión ante el Athletic y pueda dar una alegría que marcaría por mucho tiempo esta temporada.

El entrenador, Sergio González, puede contar con todos sus futbolistas. No hay bajas ni por lesión ni tampoco por sanción. Todas las piezas están listas para la semifinal. Y los ánimos, por las nubes. La afición, llamada a llenar el Power8 Stadium, intentará convertir el estadio espanyolista en una caldera y, pese a tirar de tópico, convertirse en el jugador número 12.

Sergio García será su voz en el césped. El capitán vive una segunda juventud como abanderado de la delantera del Espanyol. Su olfato está afinado y su trabajo es incansable. Su duelo con Aritz Aduriz de cara a perforar la portería rival y romper el 1-1 de la ida se antoja apasionante. 

El Athletic, eso sí, no será un convidado de piedra. El rey de Copas también se ha marcado la final de Copa en rojo. Más si cabe si finalmente, como todo hace indicar, el nuevo San Mamés termine siendo elegido como sede de la final. Sería su final número 36 y la tercera en los últimos siete años, desde 2009. Una marca al alcance de muy pocos equipos.

A pesar de los numerosos compromisos a los que ha tenido que hacer frente en una temporada con hasta cuatro competiciones oficiales -Liga, Liga de Campeones, Copa del Rey y Liga Europa-, el Athletic tiene claro que el choque ante el Espanyol es una de esas citas que se graban en la historia de la entidad.

Los bilbaínos llegan con las fuerzas justas, con la baja de Ander Iturraspe y el débil estado de salud de Aymeric Laporte. Sin embargo, los de Valverde quieren olvidar el cansancio de las piernas y tirar de corazón, dada la trascendencia de la ocasión. La noche promete ser mágica en Barcelona, aunque para uno de los dos equipos se torne en pesadilla.

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