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"Es fácil usar el Mundial para manifestarse"

EFE

El secretario general de la FIFA, Jérôme Valcke, se defendió este lunes de las críticas por las cuantiosas inversiones con dinero público en el Mundial de Brasil y afirmó que el organismo que representa 'no es responsable' de ellas.

'Es fácil criticar a la FIFA, es fácil usar la Copa Confederaciones o el Mundial para organizar manifestaciones. En una democracia puedes hacerlo', dijo Valcke en una entrevista a la web de la FIFA. 'Es un error si el objetivo (de las protestas) es la FIFA o que la FIFA sea responsable de lo que pasa en un país. No es verdad. No somos responsables de lo que pasa en un país', comentó.

El dirigente subrayó que 'el Mundial es un modo de acelerar un número de inversiones en un país' y que los que solicitan organizar el torneo lo hacen con la idea de que éste contribuya a su desarrollo 'y no para destruir el país'. 'Cuando la gente dice que hemos puesto algo (de dinero) en el Mundial que podría usarse en otros proyectos, digo definitivamente que se equivoca', afirmó.

Valcke avisó de que Brasil tardará años en medir los beneficios que la organización del Mundial le dará y señaló que, en el caso de Río de Janeiro, será 'más difícil' calcular el impacto del torneo debido a que organizará los Juegos Olímpicos en 2016. 'No puedes hablar de legado durante o justo después del Mundial. Necesitas unos pocos años para ver cuál es', sostuvo Valcke.

El directivo de la FIFA destacó que el Mundial dejará legados en la infraestructura futbolística, en la movilidad urbana o en el aumento de la capacidad hotelera.

El alto gasto en los estadios del Mundial y la falta de inversiones en servicios públicos fue uno de los motivos de las protestas masivas que se produjeron en todo Brasil en junio del año pasado y que, con menor afluencia de manifestantes, se han mantenido en los últimos meses. El presupuesto de los doce estadios del Mundial de Brasil 2014 asciende a 8.005,2 millones de reales (unos 3.605 millones de dólares), según el balance oficial más reciente.

En la mayoría de las doce sedes, las alcaldías y los gobiernos regionales han desembolsado parte de esa factura y el Ejecutivo brasileño ha concedido créditos con intereses más bajos que los de mercado para financiar las obras.

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