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A falta de Xavi y Xabi, Javi

ANTONIO SANZ

Seguramente Guardiola se mostrará más que satisfecho con las alineaciones de Del Bosque, esencialmente las dos últimas. La posición de Villa, tirado a la izquierda, se asemeja al futuro dibujo del Barça. Por aquí las buenas noticias de La Roja: el asturiano ha recuperado el olfato, Iniesta ha mejorado muscularmente y Torres participa más en la confección ofensiva. Sin embargo, las sombras aparecen en el eje. Xavi, el timón de juego, habita anclado.

No es cuestión de sobar y sobar el balón porque, paradójicamente, los mejores momentos del azulgrana se dieron con la ejecución del plan de los extremos -Jesús Navas y Pedro-. Esperando su reacción, el grupo se siente liberado. La plantilla entiende que Chile pasa por ser la Italia de cuartos en Austria. Era la primera moneda al aire y salió cara. Por eso, el autoconvencimiento y la autoestima han crecido. Un equipo que aprovechó el día libre para relajarse, comer pizza y lavar las heridas de estas dos batallas inesperadas.

Xabi Alonso se presenta indiscutible. Del Bosque, en la pizarra, no sitúa al donostiarra como medio defensivo puro. Es más, el técnico presume que el ex del Liverpool es el segundo máximo goleador. Su irrupción desde segunda línea se ha convertido en una de las acciones más valoradas por el cuerpo técnico. Entretanto, aparece con discreción y sin ruido Javi Martínez.

Le esperaba, con cuatro amigos de su cuadrilla de Ayegui, un viaje en caravana por la costa oeste norteamericana. Desde San Francisco hasta Las Vegas recorriendo las densas carreteras californianas durmiendo en moteles al estilo de las movies' americanas. Esas vacaciones las vivirá el año que viene. Como aquellas en las que, siendo juvenil, debutó a las órdenes de Luis Aragonés. Era un partido benéfico en Las Palmas y con la sonrisa del adolescente vivió el primer contacto con la elite. Al terminar el evento, y sin salir del césped, le pidió la camiseta a Fernando Torres, que seguía el choque desde el banquillo. Unos meses después, el Athletic pagaba seis millones de euros por crío de 17 años. Hoy pide treinta por dejarlo volar.

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