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La fiesta impensable

El Barça no se fía, pero el Atlético llega con más melancolía que fe en sus bazas

N. ROMÁN

Si nunca antes había pisado un estadio y compró un boleto para estrenarse esta noche en el Camp Nou confiando en que no podía haber elegido mejor partido para su primera experiencia en un coliseo futbolístico que un Barça-Atlético, deje cierto espacio para una posible decepción. En los últimos años, los enfrentamientos entre azulgrana y rojiblancos han sido sinónimo de goles, contienda, espectáculo y una tremenda expectación. No así este año. La delicada situación del Atlético, con tres derrotas en los últimos cuatro partidos, y la aplastante superioridad del Barça, goleador impenitente, ha transformado la habitual euforia ante el choque en una cuestión casi impertinente: ¿cuántos le caerán al Atlético esta vez?

No para Guardiola, claro está, impecable siempre ante el rival, correcto en la forma y en el fondo, respetuoso con el Atlético y con la mejor tradición labrada por ambos equipos. 'El Atlético es un grande y la historia está llena de grandes enfrentamientos', recordó el técnico del Barcelona, sin que su advertencia le sirviera para evitar que la mayor parte de su conferencia de prensa girara en torno al lejano enfrentamiento con el Madrid en la final de la Copa del Rey. 'El Atlético vendrá a hacer su mejor partido porque lo necesita y porque siempre es así', advirtió Guardiola ante el escaso interés que parecía despertar el conjunto dirigido por Quique y tras asegurar que no desearía disputar la final copera en el Bernabéu. 'Eso siempre da cierta ventaja al equipo de casa', argumentó Guardiola, pese al favoritismo que acompaña a su equipo.

Quique busca en el sistema la fórmula para sorprender al líder

Fuera de la Copa, el Atlético necesita como agua de mayo un triunfo que, ante el líder, tendría un doble efecto reparador. Pero el ritmo arrollador del Barça y la escasa confianza que exteriorizan los rojiblancos recortan dramáticamente el margen de sorpresa. 'Si el Barça la tiene, te hipnotiza; si no la tiene, te mata', constató Quique.

Aun así, el preparador azulgrana teme encontrarse con la 'mejor versión' de los rojiblancos. Aunque la estadística del presente curso diga que los pupilos de Quique sólo han sido capaces de ganar cuatro de los últimos 15 puntos disputados, circunstancia que les ha situado en el séptimo puesto de la clasificación después de un inicio de temporada que hizo soñar a la hinchada atlética con un nuevo año de gloria.

Pero, en una trayectoria diametralmente opuesta a la trazada por el Barcelona, el Atlético se ha ido desinflando, acumulando decepciones y generando dudas que, a su vez, han alimentado los rumores sobre la posible fuga de sus estrellas, ya sea el Kun o Forlán. Tras cambiar un puñado de caras y quedarse con la plantilla más corta de la Liga sin que ello tuviera mayor efecto positivo, Quique trata de encontrar la tecla que reactive su equipo introduciendo cambios en el sistema. El último: colocar a Filipe Luis de interior por delante de Antonio López.

La hipnósis con el balón del Barça preocupa mucho al técnico rojiblanco

'No sé si mantendrán el mismo sistema o cambiarán algo apuntó Guardiola, lo que sé es que tenemos que intentar tener una alta circulación de balón y generar muchas ocasiones'. Los de Quique saben de la exitosa receta azulgrana, pero aspiran a rentabilizar los escasos resquicios que deja al contrario. 'Para intentar romper al Barça, tenemos que aprovechar las pocas ocasiones que te deja con pases que hagan daño, llevándolos hacia un lado y tirando hacia otro. Si damos tres pases, han de ser dañinos', señala Tiago.

Quique optará por Godín y Ujfalusi, la pareja que mejor salida da al balón, como centrales para tratar de minimizar ese poder letal del Barça.

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