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Goleada por inercia

ESPAÑA 4 - ARMENIA 0. Iniesta aprovechó el fervor de sus paisanos para reivindicarse por la izquierda. España se queda líder de su grupo en solitario con sólo dos jornadas disput

JOSÉ MIGUÉLEZ

La salsa del partido estaba en la banda izquierda. Un costado liberado de Capel, al que Del Bosque renunció finalmente pese a su treta de jugar al despiste durante los ensayos. Una broma dirigida hacia el periodismo, se supone, porque esconderle las cartas al rival de ayer no tenía ningún sentido. Armenia anunció su rendición antes de recibir el primer ataque. El menor de los equipos menores, un grupo que no sabe defender ni colocarse, tampoco combinar la pelota, y que lo grita nada más saltar al campo. Caía el balón sobre un lateral y el propio, preso de los nervios y las carencias, se lo quitaba de encima hacia el córner.

Armenia enseñaba su debilidad por todas las zonas, pero la salsa del partido estaba en la banda izquierda. Un costado sobre el que se movió Iniesta, el hombre del día, más que nada por motivos de paisanaje. Iniesta jugaba en casa, en Albacete, una ciudad que llegaba al encuentro encendida por las fiestas patronales y que se dejó llevar por el entusiasmo cada vez que el azulgrana tocaba la pelota. Iniesta encontró el punto de motivación que quizás a otros les faltaba. Y jugaba por la izquierda, el ala que prefiere. Le gusta más el centro, pero si el guión le desplaza a una orilla, antes que la derecha, mejor la izquierda.

Durante el ratito que duró la contienda, hasta que España se relajó entre tantas facilidades, la aportación de Iniesta fue deliciosa. Tocaba, se movía, conducía, amagaba, se desmarcaba, pasaba al hueco, disparaba, regateaba, combinaba. Un repertorio de lo más variado del que el pequeño manchego siempre salía correctamente perfilado. Es su banda, no hay duda. Pero tampoco conviene extraer demasiadas conclusiones de la tranquila cena de ayer.

No vale decir “lo ves” ni para rechazar a Capel (aunque sin él y con Cazorla, la selección volvió a jugar a lo mismo), ni para reclamar a Iniesta en ese costado izquierdo para siempre. Enfrente no había nadie, Armenia, más decoración que contrincante. Hay que estar dotado de precisión y visión, como Iniesta, para regalarle a Capdevila el balón interior que se coló entre una nube de defensores antes del 1-0. Pero hay que defender muy mal para no conseguir adivinarlo e interceptarlo. Sólo iban siete minutos y con el marcador abierto, el partido se cerró.

Hay que estar armado de habilidad y pegamento en la bota para conducir el balón entre tres adversarios y adentrarse dentro del área, como Iniesta, justo antes de que Villa demostrara su sentido del gol en el 2-0. Pero hay que defender muy mal o con mucha inocencia como para no encontrarle una solución a una jugada que en el fondo fue creciendo alborotada. Por eso no es muy recomendable establecer lecturas definitivas de una velada tan blanda.

Sobre todo, porque 20 minutos después de que Armenia izara la bandera blanca, España abandonó el partido. Dio por conquistados los puntos, se relajó y dejó de presionar, de juntarse y hasta de atacar. Tal fue el grado de la huida, que Armenia, nadie, fingió hacerse ilusiones y hasta obligó a Casillas a desperezarse. Un simple efecto visual: el partido estaba agotado.

El panorama mejoró algo con la entrada de Xabi. Pero España siguió sin ganas (salvo Iniesta) y sin argumentos para sufrir. Agrandó al final goleada, pero la cita sirvió al menos, además de para sumar otros tres puntos y alcanzar el liderato en solitario, para cerrar para siempre el dilema Bojan. Del Bosque hizo al fin debutar al barcelonista. No es serbio. Es español.

Las ganas del local, los goles de Villa

Iniesta

El futbolista más motivado. Jugaba entre paisanos y en un costado, el izquierdo, que le conviene más que el opuesto. Buscó las asociaciones, el desborde y el disparo. El único que no dimitió cuando el marcador ya daba por cerrada la contienda. Y quizás por eso el único que recibió una entrada de las que duelen.

Xavi

Es el jefe también con Del Bosque. Durante los 20 minutos en los que el partido pareció realmente un partido, movió la pelota con la frescura de la Eurocopa. Lleva el juego a la velocidad que quiere.

Cazorla

Una demostración de que se puede jugar por una banda sin destrozar el fútbol de toque que caracteriza a España. No tiene ninguno de los defectos de Capel. Juega para el equipo, no para él.

Villa

Conservó su promedio goleador. En el primero, demostró su dominio del área. Intuyó la división de la pelota, llegó a ella antes que nadie, se preparó el disparo sin perder la calma y ajustó el tiro. Luego se encontró con el palo tras conectar con Cesc (el que mejor le encuentra) y, finalmente, a pase de Xabi, sin inmutarse, fusiló el segundo .

Bojan

Un trámite más burocrático, por aquello de resolver para siempre su nacionalidad, que futbolístico. El debutante no dejó goles, pero sí buenos pases y movimientos.

Capdevila

Un lateral con gol dentro del área. Un recurso repetido y letal.

 

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