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La grada suena a fútbol

Argentina ha importado a las canchas el folclore tribunero del fútbol, incluidos los famosos barras bravas, que echan mano de cánticos, pitidos e, incluso, bombos

 

 

FEDERICO PEÑA

'El público es difícil. Los argentinos viven el tenis como si fuera fútbol y muchas veces molestan'. El ruso Marat Safin ha sufrido en carne propia lo que viven todos aquellos que pisan el verde césped de un campo de fútbol en Argentina: el sometimiento a la dictadura verbal de los hinchas. Las madres del árbitro, del rival e, incluso, del propio portero siempre son recordadas. Sin la violencia propia del fútbol local, Argentina ha importado al tenis, un deporte con menos fervor popular que el balompié, su folclore tribunero.

Como local en Copa Davis, los argentinos echan mano de cánticos, pitidos e, incluso, bombos. Y los visitantes lo sienten. Más desde que Maradona se convirtió en el primer barra brava de la pelotita amarilla y en su director de orquesta. Incluso viajó a Moscú en 2006 para alentar en la final perdida contra Rusia. La generación de oro del tenis argentino comandada por Nalbandián, amigo del 10, ha dado un giro más popular al deporte.

Ser anfitrión en la Davis es determinante. El 90% de las finales se las ha llevado el dueño de casa. En el caso argentino, hace diez años que no pierde como local. Para ganar la ensaladera de plata, el público será crucial. Es común que Nalbandián y compañía arenguen a las tribunas en los momentos claves de los partidos. El resultado suele ser atronador. La elección de una pista indoor busca potenciar el efecto.

David Ferrer lo sabe. 'Ahora (con el estadio) vacío no es lo mismo, pero el viernes, con todos animando, será una olla a presión', auguró. El equipo español hace lo posible para no incitar aún más al público argentino y ha desmentido las declaraciones de Nadal al diario Marca, en el que supuestamente llamó a la Federación Internacional a 'poner límites' en el caso de que el público argentino se pase de la raya.

Según el diario deportivo, para el número 1 del mundo el equipo español deberá 'irse de la pista' si ello ocurre en la final de la Davis. Distinto es lo que alguna vez señaló Nadal acerca del público argentino. 'Me gustaría poder vivir algo similar y sentir todo ese apoyo detrás como local'.

Pero tras la victoria de David Ferrer a Andy Roddick en semifinales, Emilio Sánchez Vicario le respondió al estadounidense que no podía quejarse del público. 'Que se vaya a Argentina para saber lo que es un público hostil', le espetó. Ahora, desde Mar del Plata, el capitán español optó por poner paños fríos. No quiere entrar en polémicas que aumenten los pitidos. Al contrario, Sánchez Vicario dijo que quiere que Maradona esté en las gradas y se refirió al público argentino como 'entendido' y 'respetuoso'.

Territorio abonado a los fervores deportivos, Argentina esbozó en la película El hincha un retrato del fanatismo. De la mano del compositor y escritor Enrique Santos Discépolo, en el papel del Ñato, la película cuenta la historia de un trabajador mecánico que encuentra el sentido de su vida en alentar al club de sus amores, al borde del descenso. Para él, 'primero son los colores del club, después los macaneos amorosos'.

Un monólogo encierra la esencia de la vida para el hincha: '¿Y para qué trabaja uno si no es para ir los domingos y romperse los pulmones a las tribunas hinchando por un ideal? ¿O es que eso no vale nada? ¿Que sería del fútbol sin el hincha? El hincha es todo en la vida'.

Desde que Del Potro consiguió el pase a la final contra Rusia y calentó el ambiente con una broma que cayó pesada 'Vamos a sacarle los calzones del orto a Nadal', dijo, el folclore futbolero copó el tenis.

La empresa La Despensa dice haber repartido 5.000 calzones celestes para que los argentinos animen a sus jugadores. Los españoles no se han quedado atrás y dicen haber repartido unos 1.000 de color rojo. El envite está servido.

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