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El Granada es de Primera

Los de Fabri consiguen el ascenso en un partido tenso en el que, salvo al final, fue más ambicioso que el Elche

LADISLAO MOÑINO

Fabri, pelo encepillado y plateado por los años, no pudo contenerse cuando el colegiado señaló el final del partido. Soltó todos los nervios que le mostraron como un entrenador arisco ante la presión en la previa, los mismos que le costaron la expulsión por protestar. Se desbocó porque el fútbol ha sido justo con una trayectoria modesta en los banquillos y con su equipo. El Elche tuvo un arreón agónico que mantuvo la incertidumbre hasta el final por el gol del empate de Xumetra. Esos fueron los mejores momentos de los locales, que rozaron la remontada con una descarga emocional. Con el agua al cuello fue cuando el equipo de Bordalás mejor respondió, aunque tarde.

En esta final que ha decidido que el Granada retorne a Primera, sus jugadores han sido los más ambiciosos, los que más descaradamente han jugado para ganar, aunque sobre todo en el primer tiempo, cayeron en ese barullo táctico que siempre genera en las pizarras el miedo a la derrota.

Los dos equipos plantearon el partido más pendientes de aplicarle un voltaje alto que de jugarlo con un guión pausado. Todo se hacía con mucha velocidad y sin ninguna precisión. Rostros tensos en la hierba, entrenadores mesándose los cabellos y operarios de campo histéricos eran el fiel reflejo de ese juego acelerado que convirtieron el duelo en un correcalles sin más sentido que el no dejar operar al contrario con la pelota. Con esa propuesta había dos soluciones posibles. O se resolvía por agotamiento de uno o porque apareciera la técnica en una jugada.

Xumetra igualó a diez minutos del final y mantuvo la incertidumbre

Así fue. Dani Benítez lució su pierna izquierda en un pase en profundidad para Ighalo. La velocidad del nigeriano dejó en evidencia a los centrales del Elche, que cuando se dieron cuenta de su agujero ya tenía un par de metros de desventaja. Ighalo se plantó ante Jaime, al que dribló, pero se quedó sin ángulo al escorarse. Así que tuvo que driblar a Carpio que le había dado tiempo a recular. El gol tuvo tanto de suspense como de esa poca ortodoxia que los jugadores africanos convierten en genialidad. El Elche respondió con otro tanto, pero fue anulado por posición incorrecta de Pelgrín que no era tal.

El pase magistral de Dani Benítez le resarce de esos dos penaltis fallados ante el Celta que a punto estuvieron de costarle el ascenso a su equipo. También le confirmó como uno de los mejores jugadores de la categoría. Empezó perdido porque cayó presa de ese juego enmarañado. Con el pase se serenó y en el segundo tiempo se adueñó del partido. Suelto, liberado de tensiones dio un recital por la banda izquierda. Fue una tortura para Carpio, al que burló por velocidad, por cintura y con arabescos que desquiciaron al lateral del Elche. Pudo coronar su gran partido con una oportunidad que tiró al limbo con Jaime fuera de su portería. Pero ya es un zurdo de Primera.

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