Jonathan Soriano tiene fama de ser un luchador. Un futbolista al que las lesiones no trataron demasiado bien. Pero siempre encontró en el gol una salvación que, incluso, en 2009 le permitió debutar con el primer equipo del Barcelona en un partido de Copa ante la Cultural Leonesa. Luego, fue máximo goleador del filial azulgrana en la Liga Adelante y capitán del equipo hasta que el Salzburgo pagó el pasado invierno casi un millón de euros por él.

Todavía es joven, tiene 27 años, pero Jonathan, como cada vez hacen más futbolistas españoles, decidió buscarse la vida en el extranjero. Marchó al Red Bulls de Salzburgo de la Bundesliga austriaca, donde se le ofrecía un contrato de tres temporadas y media. ¿Quién ofrece esto a estas alturas en España? Por eso Jonathan aceptó esta aventura a la que ya ha logrado aclimatarse. Es el máximo goleador del campeonato y, como dice él, 'disfruta del momento' en un fútbol que no tiene nada que ver. 'Aquí no viene nadie a los entrenamientos ni prensa ni afición'.

Ya se acostumbró, pero no todo ha sido tan fácil en este desafío austríaco. 'Aquí, el juego es más directo y los campos son más pequeños'. Jonathan contaba que cuando llegó soportó temperaturas 'de hasta menos 20 grados'. No desistió, pero 'fue horrible. Tuve que jugar hasta con sudadera debajo de la camiseta'. En realidad, fue parte del precio que pagan los emigrantes en el extranjero, donde la adaptación casi nunca es flor de un día. Pero a veces el futuro está ahí como también le pasa a David Aganzo en el Arís de Salónica, al que acaba de llegar. Y a multitud de españoles más. Son los nuevos tiempos indudablemente.